¡"Si amas al buen Jesús!"
de corazón con ternura,
vivirás siempre en la "luz"
y no verás sombra oscura.

martes, 1 de mayo de 2012

Los diez artículos de la fe (2)

                                       El primer artículo de la fe

                                      Yo creo en Dios, el Padre, el
                                      Todopoderoso, el Creador del
                                      cielo y de la tierra.

   El primer artículo describe a Dios como el Creador, así como atestiguan el Antiguo y el Nuevo Testamento.
Todo lo que existe, ha sido creado por Dios. Todo tiene su origen el Él: cielo y tierra, lo visible, material, y lo invisible, el mundo espiritual. La realidad entera.
   La omnipotencia de Dios queda demostrada en que todo ha sido creado de la nada. Comenzó en su acto de libre voluntad. Nada existió antes de Dios.
  Desde el comienzo Dios es el Trino. Tanto el Antiguo Testamento (Gn.1:26)como el Nuevo Testamento (Jn. 1:1 y Col.1:16). señalan que Dios, el Padre. el Hijo y el Espíritu Santo son uno en Dios como el Creador.

                                      El segundo artículo de la fe 

                                     Yo creo en Jesucristo, el unigénito Hijo
                                     de Dios, nuestro Señor, concebido por el
                                     Espíritu Santo, nacido de la virgen María,
                                     que padeció bajo Poncio Pilato, que fue
                                     crucificado, muerto y sepultado, que
                                     entró en el reino de la muerte, que al tercer
                                     día resucitó de los muertos y ascendió al cielo,
                                     y está sentado a la diestra de Dios,
                                     el Padre todopoderoso, de donde
                                     vendrá nuevamente.

    El segundo artículo trata de Jesucristo, el fundamento y contenido de la fe cristiana.
     Cada enunciado de este artículo de la fe se refiere a un elemento esencial del testimonio del Nuevo Testamento, sobre Jesucristo.
    El nombre "Jesucristo" ya representa una confesión, la de Jesús de Nazaret como el Mesías prometido y esperado por Israel.
Jesucristo es "unigénito", es decir, único Hijo de Dios.
Él es Dios verdadero de Dios verdadero, no hecho, consustancial con el Padre.¨ Él es "nuestro Señor"- lo que también define
su naturaleza divina- que reina en los cielos y en la tierra (Fil. 2;9-11).
Los enunciados que siguen hacen referencia al origen divino del hombre Jesús y su nacimiento milagroso. Él nació "concebido por el Espíritu Santo"- es decir, no procreado por un hombre- y de una virgen. En ella. María tuvo a su madre terrenal; Él fue realmente hombre y nació igual que todo ser humano.
    La mención de Poncio Pilato señala, como se puede demostrar, que la historia de Jesús está inmersa en la historia de Israel: Pilato fue gobernador romano en Palestina en los años 26-36 d.C., de modo de modo que la pasión de Jesús ocurrió durante el periodo de su gobierno (comparar con Jn.18:28 y versículos siguientes).
   "Crucificado, muerto y sepultado": con estas pocas palabras se alude a la pasión y muerte de Jesús, dejando en claro una vez más la verdadera existencia humana de Jesús, quien padeció una muerte atroz.
     El testimonio de que Jesús entró en el reino de la muerte lo encontramos en 1P.3:19. dice allí que Jesús predicó a los espíritus encarcelados.
    Su resurrección de los muertos significa que ha sido vencida la muerte. Todos los hombres que mueren con fe en Jesucristo, resucitarán con Él. Con su ascensión termina la vida de Jesús sobre la tierra y su inmediata presencia como Resucitado.
Él volvió junto a su Padre y fue exaltado. Esto se expresa con las palabras: "Está. sentado a la diestra de dios, el Padre Todopoderoso".
   Al final del artículo halla expresión la fe en que el Señor exaltado vendrá nuevamente para tomar a los suyos a sí mismo (comparar con Jn.14:3).

                                        El tercer artículo de la fe

                                       Yo creo en el Espíritu Santo,
                                       en la Iglesia, que es una santa,
                                       universal y apostólica, en la comunión
                                       de los santos, en el perdón de los pecados,
                                       en la resurrección de los muertos y en la
                                       vida eterna.
    En el tercer artículo, el creyente se confiesa al Espíritu Santo, que es la tercera persona de la divinidad y vive y reina con el Padre y el Hijo.
    Él es el que vivifica. Una obra del Espíritu Santo es la Iglesia, la cual es la reunión de aquellos que están autorizados, llevan su vida en el seguimiento a Cristo y se confiesan a Él como su Señor. El destino de la Iglesia consiste en hacer accesible al hombre la salvación y en ofrecer adoración y alabanza a Dios.
    La Iglesia tiene una parte oculta y una manifiesta, al igual que Jesús como Dios verdadero tiene dos naturalezas. La parte escondida de la Iglesia es perceptible en los efectos de salvación de los Sacramentos y en la predica de la palabra de Dios.
Su parte manifiesta participa de la historia de la humanidad. Por eso en la Iglesia también hay errores y equivocaciones, pues son los hombres con sus pecados los que obran en ella.
    -La Iglesia es "una", pues es el trino Dios quien la fundo y la mantiene.
   - La Iglesia es "santa" por las obras de santificación de Dios en el sacrificio de Cristo y a través de la palabra y los Sacramentos brindados al creyente en el Servicio divino.
   -La Iglesia es "universal", es decir está en este mundo y en el más allá, en el presente y en el porvenir.
   -La Iglesia es "apostólica", pues en ella se anuncia la doctrina apostólica y en ella obra el ministerio apostólico. Es el ministerio dado por Cristo y guiado por el Espíritu Santo, con sus poderes. 
   -Bajo  "comunión de los santos" se entiende a aquellos que pertenecen  a la comunidad nupcial o bien, expresado con otras imagenes del Apocalipsis de Juan, a los "ciento cuarenta y cuatro mil" o al hijo varón".
  La liberación fundamental del predominio del pecado tiene lugar en el Santo Bautismo con agua, en el cual es lavado el pecado original.
  La fe en la resurrección de los muertos forma parte de las convicciones cristianas esenciales. Con una visión a la "vida eterna", la comunión infinita con Dios en la nueva creación, concluye este artículo de la fe.


 

No hay comentarios: