¡"Si amas al buen Jesús!"
de corazón con ternura,
vivirás siempre en la "luz"
y no verás sombra oscura.

viernes, 1 de octubre de 2010

¡El temor de Dios!



                                     Introducción y definición conceptual
          El temor de Dios se define como uno de los conceptos básicos de la doctrina de Jesús, que no son fáciles de explicar. El temor es una sensación no querida, porque nos produce sobresalto. A pesar de ello,el temor suele tener una función protectora, ya que muchas veces impide que nos expongamos a peligros.
Una persona que reprime conscientemente o desestima sus temores naturales, se vuelve audaz y puede poner en peligro su propia vida.
   Cuando pensamos en Dios, en primera instancia nuestra relación con Él lleva la impronta del amor, la confianza y la fe infantil. En realidad, la idea de temor pareciera no llevarse bien con ello. Es más, con el trasfondo de que Cristo nos ha enseñado a conversar en confianza con Dios como nuestro  Padre en el cielo (comparar, por ejemplo, con Mateo 6:8-9), la idea de temor nos parece un tanto paradójica. Pero, justamente, la primera epístola de Pedro enlaza el orar al padre celestial con la exhortación a sentir temor de Dios, ya que:"...si invocáis al Padre a aquél que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conversad en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación" (1:17).
De manera, entonces, que el temor de Dios no es un mero "remanente obsoleto" de los tiempos del Antiguo Testamento que se deslizó furtivamente en el evangelio, sino para los hijos de Dios, es la regla de conducta en la vida. Cierta vez, nuestro Apóstol Mayor dijo, que las raíces de nuestro temor de Dios son el amor que le prodigamos a Él y a su obra, nuestra mayor consideración ante su majestad divina.
   Con los términos "temor de Dios" o "temor del Señor" designamos la actitud fundamental, basada en el amor, humilde y respetuoso del hombre fiel y creyente frente a Dios todopoderoso, a sus manifestaciones y sagradas facultades.
   A continuación analizaremos una evolución palpable en la historia de salvación, que partió de sentir temor de Dios para llegar al temor de Dios incorporado interiormente.
                                 Algunos ejemplos del temor de Dios
                                 en el Antiguo Testamento. 

La relación entre el primer hombre y Dios no estaba viciada. El Creador había hablado con el hombre, lo había bendecido, lo había colocado, por encima de las plantas y de los animales, abriéndole un espacio vital grandioso (comparar con Génesis 1:28-30; 2:8-15).
Pero en la prohibición de comer los frutos del árbol de la ciencia, al mismo tiempo había hecho valer su derecho a obedecerle, a reconocer su voluntad. Al violar este mandamiento, es decir al desobedecer, la relación entre los primeros hombres y su Creador fue profundamente mellada; después que Adán comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal, comenzó a temer a Dios y se oculto de Él junto a su mujer.
Entre las consecuencias de pecar también está, que a ningún mortal le resulta posible ver directamente el rostro de Dios en toda su gloria e inaccesible santidad, ya que para ello,el hombre debería morir (comparar Éxodo 33:20; Isaías 6:5).
    Siempre que en situaciones especiales, Dios de lejos daba indicios e su manifestación, se producía una situación tan subyugante para el hombre, que terminaba reaccionando con susto y temor. Cuando semejante temor hace que el hombre tome conciencia de su fútil posición frente a la majestuosidad y grandeza divinas, esto puede desemboscar en el respeto y en el temor de Dios.
    Cuando Dios se manifestó a Moisés en la zarza ardiente y lo llamó por su nombre, este varón cubrió su rostro "porque tuvo miedo de mirar a Dios" (Éxodo 3:6). Este temor denota santo recelo, el respeto ante el Dios que se acerca, el temor de Dios del hombre creyente que ha sido llamado. Esta actitud contribuyó en forma sustancial
a que Moisés finalmente, aceptara el encargo divino  de rescatar a los israelitas de la esclavitud , El todopoderoso mostró a Moisés su poder de hacer milagros y a partir de allí, en él se desarrolló la profunda confianza que necesitaba para poder cumplir su encargo. El temor de Dios fue determinante para enfrentar el ,llamamiento divino.
Atravesando infinidad de dificultades, condujo al pueblo de Israel fuera de Egipto a lo profundo del desierto.
      Cuando Dios entregó los Diez Mandamientos a los pies del monte Sinaí y los israelitas fueron testigos de una impresionante manifestación Divina, debieron santificarse para este hecho durante dos días, cumpliendo determinados mandamientos de castidad. El temor y el susto se hicieron presa de ellos: "Todo el mundo consideraba las voces, y las llamas, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba: y viéndolo el pueblo temblaron, y pusieronse de lejos. Y dijeron a Moisés: Habla tu con nosotros , que nosotros oiremos; mas no hable Dios con nosotros, porque no muramos. Y Moisés respondió al pueblo: no temáis; que por probaros vino Dios,y porque su temor esté en vuestra presencia para que no pequéis. Entonces el pueblo se puso de lejos, y Moisés se llegó a la oscuridad en la cual estaba Dios." (Éxodo 20: 18-21). De estos sucesos se desprende con claridad, que el temor de Dios puede tener un efecto santificador,
ya que protegía a los israelitas de pecar contra ÉL. Además, daba a todos los testigos
cierta idea de la santidad e intangibilidad divinas que también se ponian de manifiesto en la prohibición de tocar o de pisar el Monte Sinaí.
    Desde siempre, el temor de Dios movió a los fieles a actuar según la voluntad divina y a evitar el pecado.
Un ejemplo famoso de la conducta de José, que se resistió a la tentación de la mujer
de Potiphar con las siguientes palabras: "...¿cómo, pues, haría yo este grande mal y pecaría contra Dios?" (Génesis 39: 9).Pero en aquel entonces, para el pueblo de Israel la ley se vinculaba a sentir temor de Dios. Después de  que Él comunicara a los Israelitas su voluntad en los Mandamientos y, por consiguiente, les indicara el camino para lograr su beneplácito, el temor de Dios se transformó para todo el pueblo de Israel, en la base para conducirse en la vida.
     Muchos Mandamientos contienen agregados, tales como:"...mas tendrás temor de tu Dios: Yo Jehová" (Levítico 19: 14 y otros). Ya no se trata únicamente de un indefinido temor (de morir) por parte de los hombres ante la aparición del  Todopoderoso, sino de una preocupación originada en la fe, de actuar en contra de la voluntad de Dios. Todo israelita fiel conocía las promesas divinas y de salvación, conectadas al cumplimiento de la voluntad divina, al mismo tiempo que sabía del castigo que acarreaba el incumplimiento  de los mandamientos.
      Saber acerca del pecado y evitarlo, temerosos por miedo al castigo, todavía no implica, estrictamente hablando, temor de Dios en su más profundo sentido.
Recién cuando se agregan la veneración y la adoración amorosas y humildes hacia Dios y el respeto ante su santidad y sus sagradas facultades, la vida del creyente podrá gozar
de su beneplácito. Cuando existe una actitud básica como ésta, entonces el temor de Dios será, realmente, una impronta, una fuente de sabiduría, porque protegerá de los caminos errados y hará que el fiel se pregunte cuál es la voluntad divina antes de tomar cualquier decisión.
      El libro apócrifo de Tobías y vastos pasajes del libro de Daniel testimonian de la conducta ejemplar de algunos creyentes en tiempos del sometimiento y del predominio extranjero. Se dice que Tobías temía más a Dios que al rey. esta actitud determinaba su accionar, orientando a la voluntad divina, que siempre sacaba a relucir contra el mandato real a pesar de que su vida corriera peligro. Al quedar ciego debido a un hecho desafortunado, Tobías asumió esta prueba sin quejarse: "Porque desde su juventud ha temido a Dios y guardado sus mandamientos, nunca se enojó ni murmuró contra Dios por haber permitido que quedase ciego, sino que permaneció firme en el temor de Dios durante toda su vida" (comparar con Tobías 2:1-13).
    También Daniel y sus amigos sentían más obligación de cumplir los mandamientos de
Dios que las órdenes del rey de Babilonia, a pesar de saber que, al hacerlo, serían castigados con la muerte (comparar con Daniel3). Ellos son testimonio elocuente de que, justamente, en un entorno pagano, el temor de Dios ayuda a preservar la fe.
Fueron salvados de manera maravillosa y experimentaron;
la verdad de las palabras: " Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que lo temen" (Salmo 103:13). La experiencia de Daniel prueba, que quien teme a Dios no necesita temer a los hombres, ya que el temor de Dios libera de éste.

                                            Hacia el temor de Dios por amor
     En los Salmos y en los Proverbios de Salomón, el temor de Dios es alabado reiteradas veces y descripto su feliz efecto .
     El miedo pasa a un segundo plano, mientras que se resalta el factor de protección.
A continuación enumeramos algunas citas a modo de ejemplo:
* " El principio de la sabiduría es el temor de Jehová.
Buen entendimiento tienen cuantos ponen aquellos por obra" (Salmos 111:10).
 * " El temor de Jehová es aborrecer el mal"
 ( Proverbios 8:13).
*" El temor de Jehová es manantial de vida, para apartarse de los lazos de la muerte"
(Proverbios 14:27).
* "Y con el temor de jehová se apartan del mal los hombres" (Proverbios 16:6).
     En el libro apócrifo de Sirach se acuña una interpretación representativa y futurista
del temor de Dios.
En el capítulo primero se describe la vinculación que existe entre el temor de Dios, la sabiduría y el amor de Dios:"El temor del Señor es honor y gloria, alegría y una hermosa corona. El temor del Señor regocija el corazón y da alegría y delicia eternamente.
A quien teme al Señor le irá bien en su último apremio y finalmente conservará la bendición. Amar a Dios es la más hermosa de las sabidurías y quien la reconoce, la ama, pues ve cuan grandes maravillas hace.El temor del Señor es el principio de las sabiduría
y está en el fondo del corazón únicamente en los creyentes. El temor del Señor es la corona de la sabiduría y da rica paz y salud. El temor del Señor se defiende del  pecado"(Sirach 1:11-16;22-26). Esta forma de interpretar el temor de Dios nos deriva a los tiempo del evangelio.
    Con Jesucristo se inició un nuevo capítulo del plan divino de redención. La relación entre Dios y el hombre fue colocada sobre una nueva base, aunque la ley introducida por Moisés ya había tenido por efecto un cambio en el tipo de temor de Dios. Pero a partir de ese momento se produjo un cambio todavía más profundo. A través de Jesús
había llegado la gracia y la verdad; en Él, se mostraba el amor de Dios hacía una humanidad caída. a través del sacrificio de Cristo, se logró la reconciliación de Dios con el hombre ; desde entonces,su "quebrantada" relación con Dios a partir del pecado de Adán, volvió a ser puesta en orden.
    Todos los que aceptan con fe el evangelio de salvación y redención que siguen el llamado de los mensajeros de Cristo en el sentido de "reconciliaos con Dios" (2Corintios 5:20). podrán asumir que se han vuelto justos por la fe y que tienen paz en Dios a través de Jesucristo (comparar con Romanos 5:1).
    Sobre la base de esta paz con Dios, a este temor se le imprime un nuevo giro para el reconciliado por Cristo; en lugar de temer a Dios como resultado del pecado original, ahora se trata de amarlo. Este amor genera una relación de proximidad con Él, que se muestra, en especial en la infancia divina: "Porque no no habeís recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor; mas habeís recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos Abba, Padre. Porque el mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu que somos hijos de Dios" (Romanos 8:15-16).
    El hombre del pecado sufría condena de perdición. El servicio de ofrendas del Antiguo Testamento no podía perdonar esta condena hasta sus últimas consecuencias, a pesar de que la justicia divina figurara en la ley mosaica (comparar con 2 Corintios 3:9).
    A través del servicio de Cristo, el Redentor, se ha creado la condición para justificación del hombre. Al respecto Pablo escribió:"...así por una justicia vino la gracia a todos los hombres para justificación de vida" (Romanos 5:18). Nos podemos deshacer   de la mala conciencia (comparar con Hebreos 10:22), estamos en Cristo a través de la aceptación de los Sacramentos. Con ello hemos salido de la condena; en los que están en
Cristo, ya no hay nada que condenar. ¡Debemos agradecer a nuestro Señor y al Salvador Jesucristo, que ya no tengamos que temer a dios y a la justicia en sentido esclavizante, porque a través de Cristo, Dios es por nosotros (comparar con Romanos 8:31-34)!
                                       La importancia del temor de Dios
                                       para nosotros
          Para nosotros, el temor de Dios es una actitud resultante de la infancia divina.
es una preocupación fundada en el amor, de no afligir a nuestro Padre celestial, al Hijo
de Dios y al Espíritu Santo, Para nosotros, temer a Dios no significa amarlo por temor, sino encararlo con respeto, oración y obediencia.
         En 2 Timoteo 1:7 podemos leer que Dios no nos ha dado el espíritu del temor, pero de ello no se debe inferir que no es posible conjugar el espíritu de la infancia divina con el temor de Dios. Retomemos una vez más la cita de 1 Pedro 1: 17 mencionada al principio: " Y si invocáis por Padre, a aquel  que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conversad en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación".
         esto se puede mostrar gráficamente en la imagen de una familia bien conformada: a través del cuarto Mandamiento, los hijos son exhortados a honrar al padre y a la madre. Esto no significa que deben sentir miedo de ellos. Pero si se interpretase que los hijos no debieran sentir ningún respeto ante los padres, seria un total malentendido. El profundo respeto que los hijos deben prodigar a sus padres, con los cuales están unidos por un amor sincero, igual que nuestro temor de Dios, de ninguna manera debe compararse con el miedo.
         En este hilo de pensamientos también conviene mencionar la palabra de Juan, que separa el temor del amor:" En amor no hay temor, mas el perfecto amor echa fuera el temor: porque el temor tiene pena. De donde el que teme, no está perfecto en el amor" (1 Juan 4:18). Aquí se hace referencia al temor infundado al castigo, que el hijo de Dios que confía y que ama ya no necesita sentir. Dado que Cristo cargó con la pena
que nos hubiéramos ganado por nuestros pecados decayó la verdadera razón del temor.
Lo dicho se conduce con la promesa de Isaías: "Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados" (Isaías 53:5). Podemos hablar de un "temor de Dios sin temor"
en los hijos de Dios, que tiene raíces en la confianza que emana de la fe infantil.


               ¿Como actúa en la practica un temor de Dios como este?
· Nos ayuda a evitar el mal, el pecado, como hizo José.
· Nos lleva a preguntar por la voluntad de Dios al tomar decisiones, y a actuar en consecuencia; nos lleva a aceptar encargos divinos, como en el caso de Moisés.
· Nos deja en condiciones de aceptar la cruz y el sufrimiento al confiar en nuestro Padre celestial y a no actuar contra la voluntad de Dios o aquello que permite, como aprendimos en el ejemplo de Tobías.
· Nos guía para que protejamos los valores angulares del evangelio en una sociedad que se aleja del cristianismo, en forma similar a la que Daniel y sus amigos, mientras estaban en cautiverio en Babilonia, se mantuvieron fieles a la ley de los padres.
· Frente a toda obligación de obediencia por mandamiento ante los hombres, en especial frente a las autoridades mundanas, nos hace actuar según el precepto de obedecer más a Dios que a los hombres, en la forma que los Apostóles expusieron ante el Supremo Concilio ( comparar con los Hechos 4:19).
· Nos prohíbe confundir el evangelio con las opiniones humanas.
· Nos hace humildes y nos proteje de la soberbia y de la crítica desmedida.
        El temeroso de Dios rehuye los chistes y las bromas en los que se mancilla el nombre de Dios. Blasfemias y negaciones de Dios, expresiones como por ejemplo: " Si Dios realmente existiese ¿Como puede admitir que suceda esto o aquello?", hieren al temeroso de Dios. Él se cuidará de proferir expresiones de maldad; sentirá aversión por la mentira y el engaño. Él se apartará del mal y hará el bien; buscará la paz y la seguirá (comparar con Salmos 34:12, 14,15 y 1 Pedro 3:10-11). Aceptará los dones divinos y aprovechará las ofertas divinas. No tocará a Jesucristo ni a su Obra de Redención. Para él, lo divino es sagrado, por lo que mantendrá en alto las promesas. Más y más se dejará guiar fuera del círculo proscrito del pecado y anhelará el santo cambio en busca del beneplácito divino.
Se ocupará de cumplir el consejo dado por el Apóstol Pablo a los Corintios, en el sentido de:" Así que, amados, pues tenemos tales promesas, limpiemonos de toda inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la santificación en temor de Dios" (Corintios 7:1).


4 comentarios:

ariel dijo...

porque tengo contra ti, que pones a la autoridad como conocimiento y " no al conocimiento como autoridad" y con todo respeto dibulguen o informen de una vez por tadas las el desastre que realizo bischoff en su tiempo de lider maximo cuando el tercer reigch dominaba europa y la aliansa que quiso hacer con hitler para que la iglesia sea la religion oficial de alemania... Mas informacion(magazineobservador:el apostol mayor bischoff y hitler) entren lean y despues me cuentan.. gracias

ariel dijo...

y espero que no agan como en la pagina oficial de la iglesia que cuando publico esto lo bloquean, es muy grave lo que susedio en ese tiempo para que el pueblo no lo sepa...

Anónimo dijo...

Johann Gottfried Bischoff

Nac Word dijo...

La obra de Dios es perfecta, los hombres no. Pero Dios se debe de manifestar a través de hombres. Y en el caso del Apóstol mencionado ya se escribió en un comunicado oficial en la revista sobre el tema. No es necesario que siembres sizaña Ariel