¡"Si amas al buen Jesús!"
de corazón con ternura,
vivirás siempre en la "luz"
y no verás sombra oscura.

martes, 13 de julio de 2010

La paciencia que proviene de la fe

  En la parábola del cuadrúple sembradío, Jesucristo señala la importancia de la paciencia, de la perseverancia que es imprescindible para dar frutos en la fe.
En la parábola del siervo malvado, el Señor llama la atención sobre el hecho de que la paciencia con el prójimo como virtud de fe tiene su raíz en la paciencia de Dios con el pecador.
Contiene la enfática advertencia; en su paciencia infinita, Dios ha demostrado más que abundante gracia, entonces ten también paciencia con tu hermano. Cada uno que haya tomado contacto con el Espíritu Santo es capaz de tal paciencia, porque es fruto del Espíritu.
El Apostol Pablo incentiva a ello: "...que sostengáis a los débiles,
que seais pacientes para con todos" (1Tesalonicenses 5:14).
En virtud de las persecuciones que sobrevendrían, Jesús advirtió a los suyos que mostrasen resistencia y perseverancia hasta el final:  "Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas" (Lucas 21:19).
" Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo" (Marcos 13:13).
En muchas parábolas, con vistas a la venida de Cristo se destaca la importancia de ser constantes al perseverar, algo que se muestra, ante todo, en estar atentos, en velar.
En este sentido pensemos en el ejemplo de la parábola de las virgenes prudentes y de las insensatas (comparar con Mateo 25: 45-51).
Aquí en el mismo evangelio de Mateo encontramos la promesa del Señor: "Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo "(Mateo 24:13).
En las epístolas del Nuevo Testamento también se destaca la importancia de la paciencia . En virtud del incremento de las tribulaciones y persecuciones a las cuales estaban expuestas las jóvenes comunidades, la constancia comenzó a adquirir mayor importancia.
Pero el que persevera en paciencia, así clarifica el Apóstol Pablo, puede sacar algo positivo de las afrentas, porque: "...sino que también nos gloriemos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia y la paciencia prueba: y la prueba esperanza: y la esperanza no avergüenza..." (Romanos 5:3-5). La verdad de estas palabras también es experimentada hoy por muchos creyentes que sufren bajo
ataques y algunas tribulaciones.
La estrecha relación entre la paciencia y la esperanza es destacada por el Apóstol  Pablo en otro pasaje: Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes
en la oración" ( Romanos 12:12).
Y con relación a Jesucristo y la tradición de la escritura, el Apóstol escribe lo siguiente:
Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron antes,  a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras tengamos
esperanza. Pero el Dios de la paciencia (es decir " el que confiere paciencia") y de la consolación os dé  entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús"
 ( Romanos 15: 4-5).
Así como nosotros hoy nos referimos a la paciencia, tal como es descrita en las epístolas del Nuevo Testamento, así sus autores se refirieron a la paciencia modelo de los creyentes del antiguo pacto: " Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca. (...) Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor . He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren.
Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo" (Santiago 5:8-11)). También encontramos un pensamiento similar en la epístola a los Hebreos: " pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas" (Hebreos 6: 11-12).
La revelación dada a Juan, "vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo" (Apocalipsis 1:9), resalta insistentemente la orientación al tiempo final a la meta de la paciencia, tanto a la paciencia de Dios como así también la del creyente: " Por cuanto has
guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra" (Apocalipsis 3: 10).
 Esta" palabra de paciencia" pasó más y más a un segundo plano cuando el Apostolado ya no activaba. La consecuencia fue que también desapareció ampliamente la esperanza del cumplimiento de la venida anunciada de Cristo.
Con la reedificación del Apostolado en el siglo XIX, de nuevo surgió la orientación escatológica de la paciencia, es decir la orientación al tiempo final. La paciencia puede ser caracterizada por la espera de una pronta venida de Cristo y de la comunión eterna con la trinidad de Dios, comunión a la que seremos elevados.
Por ende también podemos acordar en la palabra que emana del Apocalipsis de Juan: " Aquí está la paciencia y la de de los santos" (Apocalipsis 13:10).

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