¡"Si amas al buen Jesús!"
de corazón con ternura,
vivirás siempre en la "luz"
y no verás sombra oscura.

martes, 14 de mayo de 2013

Trabajad por la comida que permanece


Quisiera referirme a un texto cuyo análisis ultimamente me llevo a una detenida reflexión.
"Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará".
   Mis ojos cayeron en las primeras palabras: "Trabajad..por la comida". A decir verdad, suenan un tanto extrañas.
Hoy, seguramente no lo expresaríamos de este modo.
Pienso que en el pasaje se orienta principalmente al hecho de adquirir comida. Así se lo comprende un poco mejor. Estuve revisando otras traducciones de la Biblia y encontré una versión mas moderna que habla de: "Esforzaos por la comida", Esta versión va a la medular: Esforzaos, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece. La situación que le sirve de contexto puede resumirse rápidamente: en la antigüedad, 5.000 hombres (las mujeres y los niños no se incluyeron en la cuenta) fueron alimentados con cinco panes y dos pescados. Este fue un milagro de la multiplicación obrado por el Señor. Al poco tiempo, las personas volvieron a acudir a  Él. Les dio a entender que si bien  también se ocupaba del bienestar físico, el alimento que Él daba permanecía mucho mas que el terrenal. Entonces les dio el consejo de procurarse alimento que dure para la vida eterna. Me permití transcribirlo del siguiente modo para el presente: dejemos de lado lo terrenal y esforzémonos más por la comida que no perece, la comida que sirve para la vida eterna. La recibimos del Hijo del Hombre. Él debe ser quien prepare esta comida para nosotros.
   Este es un aspecto que quiero destacar: el Hijo de Dios provee el alimento que a vida eterna permanece. Pero también hay otro aspecto a tener en cuenta: esto requiere un esfuerzo de nuestra parte. Interpretemos esta comida como la palabra de Dios: la comida que a vida eterna permanece es la palabra de Dios que el Señor dona en los Servicios Divinos. No cualquiera la podrá absorber como alimento para su alma. Me gustaría enfatizar que la palabra de Dios recién se convierte en comida para el alma, si nos esforzamos por ella. Esto significa que primero es necesario anhelarla. Si vamos al Servicio Divino con una actitud en el sentido de: "Veamos primero que me ofrecen", perderemos la relación con la palabra en nuestro interior, no nos esforzaremos para absorberla y no nos podremos llevar mucho del Servicio Divino.
   Es diferente si vamos al Servicio Divino llenos de anhelo y decimos: "Amado Dios, muéstrame dóEsforcémonos por esta comida que nos da el Hijo de Dios.
nde me falta todavía". Si tenemos el deseo de llegar realmente a ser ricos en bienes celestiales en el Servicio Divino, nos esforzaremos. Incluso lucharemos de verdad para que la palabra realmente penetre en lo mas profundo de nuestra alma.
Esto requiere que nuestra alma anhele colocarse bajo la palabra de Dios y que siempre nos examinemos: ¿Cual es la orientación que el Señor quiere darme para el tiempo que tengo por delante?
   Frecuentemente se nos dice que un Servicio Divino es un asunto colectivo. Esto es cierto, ya que debe ser un esfuerzo conjunto, un pugnar de toda la  comunidad por la palabra de Dios. No se trata de una cuestión unilateral de quien tiene a su cargo el Servicio Divino, quien también tiene que esforzarse, primero en la preparación y luego al servir. Si una persona cualquiera se parase en el altar y pensase: veamos que nos ofrecen, esta no seria la actitud correcta que conlleve bendición. Es una cuestión de toda la comunidad, de todos juntos, que nos esforcemos y procuremos aceptar la palabra de Dios que viene de lo alto como alimento espiritual. Que así sea, que la sintamos y la consideremos realmente como alimento del alma para que esta palabra ocupe la atención de nuestro corazón, nos acompañe y que de ella saquemos conclusiones para nuestro futuro. Actuemos de esta manera.

No hay comentarios: