¡"Si amas al buen Jesús!"
de corazón con ternura,
vivirás siempre en la "luz"
y no verás sombra oscura.

domingo, 3 de marzo de 2013

¿Salvador o Juez?

¿Dios como Juez? Esto más de uno no se lo quiere imaginar, pues se lo considera incompatible con el Dios lleno de amor. ¿O no? este artículo se dedica a indagar al respecto del Antiguo Testamento.
                                                               El Señor como Juez Parte 1


  El  pensar en un Dios que juzga, llena a muchas personas de malestar e incluso de miedo. Finalmente esta idea fue aprovechada por muchos para imponer sus propios intereses.

                                                            El Dios que ama y juzga

 La Sagrada Escritura habla una y otra vez del Dios lleno de amor y del Dios que juzga. Ambos aspectos cumplen un papel importante. Por eso es conveniente dedicarse más detalladamente al tema del juicio. Al fin y al cabo, la fe nuevoapostólica concerniente al futuro tiene que ver con el juicio. Hablamos del juicio final e incluso en el retorno de Cristo puede reconocerse el juicio.
La Sagrada Escritura se refiere muchas veces al Dios que ama. En 1 Juan 4:16 incluso se equipara a Dios con el amor. Una prueba especial de amor es el envío del Hijo de Dios: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquél que en él cree, no se pierda. más tenga vida eterna" (Juan 3:16). Él no fue enviado "para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él"
( Juan 3:17). Sin embargo, el amor no excluye al juicio: "El que en él cree, no es condenado: pero el que no cree, ya ha sido condenado" (Juan 3:18).

                                                           Historia primitiva del juicio

       Dios en su calidad de juez ya se encuentra en la historia de la caída en el pecado. Prohibió a Adán y Eva comer del árbol de la ciencia del bien y el mal. Transgredir la voluntad divina fue castigado por Dios. Condenó a la mujer a dar a luz a los hijos con dolor, y al hombre a que su vida sea penosa y de intenso trabajo (comparar con Gn. 3:18). La sentencia del juicio de Dios está dirigida a todos los hombres, que quedaron relegados al distanciamiento de Dios, cuya expresión es la muerte.
  En el diluvio también se evidencia el juicio divino, Dios pronuncia una condena radical a la humanidad que actúa en contra de Él.  Noé, quien básicamente no se dedicaba al mal, quedó salvo: "pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová" (Gn.6:8). Castigo y salvación, estas son las dos maneras en que el juicio de Dios se hace efectivo en el mundo.
Dios no juzga arbitrariamente. Lo deja claro el pacto que Dios concierta con Noé y todos los seres vivientes después del diluvio. Le brinda al hombre la certeza de que "no habrá más diluvio para destruir la tierra" (Gn.9:11).

                                                               El Juez y la ley

       Donde hay un juez también debe haber una ley según la cual se pueda y tenga que actuar. Esto se hace realidad en el pacto que Dios concertó con el pueblo de Israel:  Los Diez Mandamientos establecen las pautas según las cuales el hombre debe actuar. Se desarrollan como disposiciones individuales que deben ordenar la vida civil. La seguridad que Dios concede a Través de su ley, también debe garantizar la seguridad en la relación de los hombres entre sí.

                                                                Israel y los pueblos

    La liberación de la esclavitud egipcia fue entendida por Israel como un juicio de Dios a los pueblos. Así Dios es el Redentor de su pueblo y al mismo tiempo el juez sobre los pueblos gentiles. En Amós 1:3 a 2:3 se encuentran anuncios de juicios contra las naciones vecinas, a las que fueron atribuidos delitos cometidos contra prisioneros.
   Pero no solo los pueblos gentiles tuvieron que hacer la experiencia de que Dios es juez y castiga los delitos cometidos. Largos periodos de la historia de Israel tratan sobre las transgresiones. El pueblo se dirigió reiteradamente a dioses extraños y transgredía los parámetros de la ley mosaica.
   Estos delitos eran enunciados por los profetas quienes anunciaban al pueblo el castigo divino: "¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida; los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho!" (Is. 5:22-23). Las guerras de otros pueblos contra Israel y sus victorias sobre el pueblo son consideradas un castigo divino: " Por esta causa se encendió el furor de Jehová contra su pueblo, y extendió contra él su mano, y le hirió; y se estremecieron los montes, y sus cadáveres fueron arrojados en medio de las calles,, (Is. 5:25).

                                                                Juicio sobre la tierra  

     Los ejemplos anteriores muestran que el obrar de Dios como juez competía a determinados pueblos y también a Israel. Sin embargo, en el  Antiguo Testamento la idea del juicio va mucho más allá y tiene una vista un juicio sobre toda la tierra. Este juicio es llamado el "día de Jehová".
   Un ejemplo de este juicio se encuentra en Isaías 24 a 27. El punto de partida es la conducta pecaminosa de los hombres de todas las naciones: "Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno" (Is, 24:5). Quienes cometen las transgresiones no pueden escapar del juicio del que se habla a continuación: "Terror, foso y red sobre ti, oh morador de la tierra. Y acontecerá que el que huyere de la voz del terror caerá en el foso; y el que saliere de en medio del foso será preso en la red; porque de lo alto se abrirán ventanas, y temblarán los cimientos de la tierra. Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida" (Is. 24:17-19). 
Pero tampoco aquí termina el accionar del juicio, antes bien se expresa la certeza de que Dios vence a la muerte  y a todo sufrimiento: "Destruirá a la muerte para siempre: y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho.Y se dirá en aquél día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; este es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación" (Is.25:8-9).
                                                                  Resumen
El Antiguo Testamento ve el juicio divino en hechos de la naturaleza como el diluvio o en hechos históricos como el cautiverio babilónico. Los juicios de Dios tienen un caracter educativo: deben conducir a que el pueblo de Israel mejore.

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