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y no verás sombra oscura.

martes, 27 de marzo de 2012

El surgimiento del canon del Antiguo Testamento (Parte 2)

    En este segundo artículo nos ocuparemos de los Profetas y de las escrituras.
Después nos referiremos a la Septuaginta, la traducción más importante e influyente del Antiguo Testamento.
Para finalizar comentaremos cómo surgió el canon del antiguo Testamento como compilación cerrada.

                                      Los Profetas
      Alrededor del año 400 a C., la Torá, la Ley gozaba del mayor reconocimiento. Además de ella, en Israel también existían otras recopilaciones de escritos proféticos a los que, en primera instancia, se les confería menos autoridad que la Torá. En Deuteronomio 34:10 podemos leer: "Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara".
   En la Biblia hebrea, no solo se consideran libros proféticos a Isaías, Jeremías, Ezequiel y el libro de los Doce Profetas que abarca las escrituras comprendidas entre Oseas y Malaquías, sino también una parte de las obras históricas, concretamente los libros comprendidos entre Josué y 2 Reyes. El proceso de surgimiento de los diferentes libros proféticos e históricos es muy complejo y llevó un periodo más largo respectivamente.
   A partir del año 1000 a C. aproximadamente, en Israel aparecieron profetas de los cuales no hubo tradición escrita. En los libros históricos del Antiguo Testamento se habla, en general de sus hazañas, así por ejemplo de lo que hicieron Natán, Elías y Eliseo. Aunque por el contrario, solo se conservaron fragmentos de sus anuncios.
  Distinto sucede con los llamados "profetas de escrituras" entre  los cuales encontramos a todos los profetas comprendidos entre Isaías y Malaquías. En sus libros se recopilan y conservan postulados, sabidurías, visiones, palabras de maldición y de salvación o exhortaciones a la reconsideración. En parte, los profetas escribían en persona o hacían escribir a otros.. así las manifestaciones divinas también se conservaron para el futuro. El profeta Isaías fue instruido por Dios: "Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y registrala en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre" (Isaías 30:8). Acerca de Jeremías se dice que le dictaba las palabras de manifestación divina a su discípulo Baruc (comparar con Jeremías 36:2-4).
  Con algunos profetas y sus libros queremos realizar, por lo menos, una clasificación cronológica: junto a Oseas, Amós es el profeta de escrituras más antiguo, es decir, uno de los primeros cuyos versos se recopilaron y reunieron en un libro. Amós activó en la época del rey Uzías de Judá (787-736 a C.). mientras que Oseas lo hizo entre el 750 y 724/722 a C. en el reino del norte de Israel. Los libros proféticos más extensos del Antiguo Testamento son los de Isaías, Jeremías y Ezequiel. En el siglo VIII a C. apareció el profeta Isaías. En el libro de Isaías se cubre un periodo histórico de más de 100 años. se supone que en este libro han quedado plasmadas las palabras de tres profetas. Las primeras partes del libro ya existían, probablemente, en el siglo VII a C.
El profeta Jeremías nació alrededor de 650 a.C., aunque se le pierde el rastro alrrededor de 586 a. C. cuando fue a Egipto con un grupo de judíos. El libro de Jeremías probablemente surgiera entre 627 y 586. Sobre el profeta Ezequiel se sabe muy poco. En el año 597 aC. fue deportado a Babilonia y cuatro o cinco años después experimentó allí su llamamiento. El libro de Ezequiel posee una armonía de conjunto y uniformidad en cuanto a estructura y estilo que ninguna otra escritura profética reviste. El profeta Malaquías aparece al final de los libros de los Doce Profetas; esta escritura parece haber adquirido su configuración básica durante la primera mitad del siglo V a C.
     La segunda parte del canon hebreo, los Profetas, probablemente fue escrito entre 250 y 150 a C. En este periodo, los judíos de Palestina sufrían bajo el dominio se los seléucidas, que trataban de reprimir la fe y las tradiciones judías. Muchos judíos creyentes se oponían al helenismo impulsado por los tolomeos y seléucidas, al que también la clase social dinerada (saduceos). Estos judíos creyentes rememoraban con fuerza la herencia de los padres. Tenían la firme voluntad de mantener pura la fe en el Dios único y en su ley. Justamente a los profetas que en su época habían luchado contra el culto de los ídolos y resaltado el carácter de único del Dios de Israel, se los vinculaba con la Torá como garantes de la pureza de la fe. Por lo tanto no sorprende que en el siglo II a. C. después de muchas controversias, los macabeos renovaran el estado nacional judío y que las escrituras proféticas alcanzaran un reconocimiento casi igual de importante que la Torá. A partir de este momento, los libros proféticos ciertamente de diferente estilo y estructura, se consideraron una unidad en la cual quedaban plasmadas la manifestación y la voluntad divinas.

                                    Las escrituras
        La tercera parte de la Biblia hebrea, caracterizada con el término " escrituras", contiene libros muy diferentes en cuanto a estilo y contenido.
  Primero debemos citar los libros de Rut y Ester, además de los libros históricos de Crónicas, que probablemente hayan surgido alrrededor de 300 a. C.  Los libros de Esdras y Nehemías forman originariamente una unidad. A partir del Padre de la Iglesia llamado Orígenes (alrededor de 185-254 d.C.). bajo las denominaciones 1ª Esdras y 2ª Esdras se afianzo por costumbre una división en dos. Además del grupo de libros históricos, encontramos el grupo bibliográfico de Sabiduría, al que pertenecen Job (surgido entre los siglos VI y III a. C.,Proverbios (surgidos entre los siglos IX y IV a.C.) y el Eclesiastés (probablemente en el siglo III a.C.)
  La recopilación de Salmos ocupa un lugar importante entre las escrituras. El Salterio es el libro más extenso de éstas. Los diferentes salmos probablemente hayan surgido en la época que se extiende entre la salida de los israelitas de Egipto y el exilio en Babilonia. Se presume que el Salterio adquirió su forma definitiva entre los siglos IV y II antes de C. En la época de Jesús, los Salmos habían adquirido el mismo rango canónico que "la ley y los profetas" (comparar con Lucas 24:44). La enorme importancia que se le daba a los Salmos en aquella época también se pone de manifiesto en la gran cantidad de citas de ellos en el Nuevo Testamento.
  El libro de Daniel recien fue incorporado a la Biblia hebrea cuando los Libros de los Profetas ya existían como compilación cerrada. es probable que adquiriera su versión definitiva en la época de la rebelión macabea, es decir entre los años 167 y 164 a. C.
En el marco del judaísmo temprano, con el libro de Daniel comienza la época de la literatura apocalíptica, de la cual entre otros, forman parte los libros de Enoc. Lo apocalíptico (del griego: "develar lo oculto"). que esta bajo el sino de la tradición de los profetas del Antiguo Testamento y la bibliografía de las sabidurías, quiere ofrecer una mirada al desarrollo y al final de la historia de la humanidad.

                                   La Septuaginta
      Los judíos que vivían fuera de Palestina fueron perdiendo el conocimiento del idioma hebreo a medida que transcurría el tiempo. Por eso ya no eran capaces de leer el original de las escrituras santas. Así surgió la necesidad de una traducción al idioma que por entonces estaba más difundido: el griego. Para el judaísmo de habla griega, en los tres últimos siglos precristianos se realizó una traducción en la ciudad egipcia de Alejandría, la llamada Septuaginta que tuvo amplia difusión. Según dice la leyenda, la obra habría sido terminada por 72 eruditos judíos a lo largo de 72 días; por eso recibió su nombre que significa "la de los setenta".
Es probable que a mediados del siglo III a. C. primero se tradujera la Torá, durante los siguientes 100 o 150 años, los profetas y las escrituras fueron trasladadas al griego. Además, la Septuaginta comprende escritos que ya no desempeñan papel alguno en el canon judío, cerrado con posterioridad. Estamos hablando de los Apócrifos. Éstos surgieron en los últimos dos siglos previos a la era cristiana, y es probable que, por lo general, se redectaran en griego. Si hubo versiones originales de estos libros en hebreo, estas se perdieron. Hace algunas décadas se encontró gran parte de un original del libro de Sirach en hebreo, que la tradición también dejó en griego.
   Los cristianos aceptaron la Septuaginta como su Biblia y para la misión entre los pueblos de habla griega adquirió una importancia extraordinaria. Como los Apócrifos estaban incluidos en ella, se grajearon reconocimiento canónico en el seno de las iglesias cristianas (por ejemplo en la Iglesia Católica Romana).
  Como la Septuaginta ganó importancia para la misión cristiana, los judíos terminaron rechazandola. En el siglo II d. C. se realizó una nueva traducción de la Biblia para las comunidades judías que hablaban griego, que tomó como base el canon de la Biblia hebrea que todavía se usa hoy.

                                  El canon cerrado judío
     Con la Septuaginta se pone de manifiesto que el judaísmo no tenía canon cerrado alguno hasta adentrada la época de Jesús y de los primeros Apóstoles. si bien había un repertorio básico fijo de escrituras santas ( la Torá, los Profetas. los Salmos), la Biblia contenía libros que algunos grupos aceptaban y otros no.
   Después de la primera guerra judía (66-73 d. C.). y de la destrucción del segundo templo (70 d.C.), a las santas escrituras se le atribuyó una función extremadamente importante, tanto más después de la destrucción del primer templo de Jerusalén (587 a.C.) Se transformaron en el libro unificador de la comunidad judía que en aquella época se encontraba diseminada en el mundo conocido.
Entre los años 70 y 100 d.C., la escuela llamada Jamnia, en la cual activaban los doctores en leyes y escribas judíos, trató de establecer el alcance del canon hebreo.
    La Torá se comprendía en sentido amplio como "indicación divina" y los libros proféticos se consideraban (hoy todavía es así) como un primer comentario de los cinco libros de Moisés. Las otras escrituras se consideran un comentario sobre la Torá y los Profetas. Ahora, después que el templo y el servicio de ofrendas ya no existian, el judaismo se transformó en una "religión de libro", una religión que fundamenta su identidad solamente en un libro.
  Sin embargo la figura del canon hebreo era más bien no obra de un grupo determinado, sino de una evolución, el accionar de Dios. Después de la decisión tomada en Jamnia sobre los libros que debían considerarse canónicos, ya no se realizaron cambios al canon judío.
   
                                          El canon cristiano del Antiguo Testamento
        Mientras el canon judío había encontrado un final y los libros que forman parte de él ya no eran discutibles, el canon cristiano del Antiguo Testamento de aquella época distaba mucho de estar terminado. Ante todo se reflexionaba una y otra vez sobre el valor que debía darse a los Apócrifos.
  En la Iglesia ortodoxa, los libros de la Sabiduría, Sirach, Judit y Tobias se consideraban "escritos de lectura", es decir libros que en sentido amplio no deben considerarse canónicos. Para Lutero, los libros Apócrifos "no han de ser considerados iguales a la Sagrada Escritura, sin embargo son provechosos y buenos para leer" (Preguntas y Respuestas, Nº 8). En este sentido, los Apócrifos constituyen un anexo no canónico del Antiguo Testamento dentro de la Biblia de Lutero.
   La Iglesia Católica Romana procedió de manera completamente diferente en el Concilio de Trento (1545-1563). Para diferenciarse del protestantismo se ocupó de resaltar el carácter canónico obligatorio que también tenían los Apócrifos. En consecuencia, los libros apócrifos no constituyen una conmpilación propiamente dicha dentro del canon católico, sino que forman parte del Antiguo Testamento. Así, Tobías y Judit figuran detrás de Nehemías; los libros de los Macabeos encuentran su lugar detrás del libro de Ester; la Sabiduría y Sirach están detrás del Eclesiastés, y los fragmentos de Daniel fueron incorporados al libro del mismo nombre.
   No existe canon unificado del Antiguo Testamento que sea obligatorio para todas las iglesias cristianas. Más bien encontramos importantes diferencias fundamentadas en la respectiva tradición confesional. Hoy, la Iglesia Nueva Apostólica utiliza la traducción de 1984 de la Biblia de Lutero para todo el ámbito de habla alemana. Por consiguiente, considera que el canon del Antiguo Testamento que allí figura es obligatorio (comparar con Preguntas y Respuestas Nº6a).
Como hemos visto, la historia del surgimiento del canon se extiende a lo largo de siglos. En todo ello vemos la mano de Dios que dirige, por lo cual el eterno conservó lo que es importante por todos los tiempos para su pueblo.                 

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