Llevar a la práctica la doctrina de Jesús significa crecer.
Me permitiré resaltar por un momento tres puntos en los cuales
hemos de crecer:
- la fe,
- el dominio de sí mismo, o como lo ha traducido Lutero
- el recato y la humildad.
Siguiendo las palabras de Jesús, todas las cosas son posibles para el que cree; sin embargo, la experiencia muestra que necesitamos la ayuda del Señor, como aquel padre del niño poseído que creía pero sentía que su fe no era lo suficientemente fuerte y por eso imploró al Señor: "¡Ayuda a mi incredulidad!".
En lo que se refiere al dominio de sí mismo, este atañe a todo nuestro ser.
Al respecto podemos leer en Proverbios 25:28; "Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda" `[en la traducción unificada de la Biblia en idioma alemán, que tiene dominio de sí mismo]. También se aplica a nosotros que, con la ayuda del Espíritu Santo, el espíritu que está en condiciones de discernir, podamos tener dominio de nuestros pensamientos. Lo haremos ciñendo de fuerza los lomos de nuestro carácter y siendo sobrios. Asimismo esforcémonos por permitir que actúe la sabiduría de lo alto por sobre nuestros sentimientos y deseos, y observemos cuál es la justa medida.
En lo que hace al dominio del cuerpo, atengámonos especialmente a controlar nuestra lengua, siguiendo el consejo del Apóstol Santiago: "Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana".
Finalmente es imprescindible que crezcamos en la humildad: es una exigencia del Evangelio. En la parábola del fariseo y el publicano, el Hijo de Dios dice claramente que este último, que era humilde ante Dios, "descendió a su casa justificado". En el mismo sentido, el Apóstol Pablo escribió lo siguiente a los romanos: "Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe
que Dios repartió a cada uno". Es decir que existe una relación entre la fe y la humildad. Pedro citó el libro de los Proverbios, al escribir: "Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes".
Hemos sido convocados a crecer siguiendo el modelo de Cristo en todas las cosas. Seamos fuertes y resistámonos a los vientos de doctrinas erróneas, al engaño y a la malicia de las personas; quedemos realmente en el amor para crecer, en todo, en dirección a Cristo. Raymond Estrade
