¡"Si amas al buen Jesús!"
de corazón con ternura,
vivirás siempre en la "luz"
y no verás sombra oscura.

martes, 8 de febrero de 2011

Mujeres del entorno de Jesús


    En su  "Comentario teológico sobre el Nuevo Testamento", Heinz Schürmann afirma:
 "Que Jesús tolerase a las mujeres entre sus seguidores era, ciertamente, una conducta extremadamente irreverente en la zona de Palestina, que funcionó como chispa iniciadora para la posición social y religiosa de la mujer en la Iglesia y fuera de ella".
La situación no concluyó sin problemas. Así, Juan escribía al respecto (4:27): "Y se maravillaron de que hablaba con una mujer".  Con las mujeres no se hablaba en público.
Pero el Hijo de Dios hablaba con las mujeres sin prejuicios, les ayudaba y hablaba bien de ellas y las mencionaba en parábolas (comparar con Lucas 15:8-10). A través de su conducta sin preconceptos, Jesús generaba una nueva posición social a las mujeres de su entorno, aunque su realización en la sociedad llevó algunos años más. Más adelante, se daría por supuesto que las mujeres estuvieran presentes en las reuniones de los discípulos (comparar entre otros pasajes con Hechos 1:14). además de cumplir importantes funciones en la vida de la comunidad.
    
                          María Magdalena
    Es muy probable que estas mujeres, como María Magdalena de la cual salieron siete espíritus malignos, hubieran sido sanadas de enfermedades por Jesús y que lo seguían por agradecimiento y devoción. María, a quien el Hijo de Dios había sanado de un estado de posesión demoníaca, abandonó su lugar de nacimiento (Magdala), una aldea en la orilla este del lago Genezaret y recorrió Galilea, acompañando al Señor y a sus discípulos. Debe haber tenido gran independencia material y seguridad en sí misma, igual que las otras mujeres que siguieron a Jesús, para recorrer el país, principalmente en compañía masculina. Así no respondía a la figura de la mujer hogareña y madre vigente en aquella época, cuya función consistía principalmente en estar presente para su familia. Según la visión judía tradicional originada en una cultura patriarcal, la mujer era considerada propiedad del hombre y su función tener y criar a los hijos y asistir a su esposo. La mujer tenía a su cargo la administración correcta del hogar. Eran responsables de la educación de los hijos, la preparación de los alimentos según las leyes que regulaban las comidas y de los preparativos de las festividades del calendario anual. Las mujeres que excedieran estos límites perdían su imagen en la sociedad.
   María Magdalena había transpuesto todo lo mencionado. Es muy probable que fuese soltera, porque su segundo nombre respondía al lugar de nacimiento y no a su apellido familiar. Se quedó con Jesús hasta lo último, fue testigo de su crucifixión
(comparar con Juan 19:25), observó su funeral y vio cómo se colocaba la piedra delante de la entrada de la tumba (Mateo 27:61).
El relato de su encuentro con el Resucitado es muy conmovedor en el Evangelio de Juan: el primer día de la semana, María Magdalena se dirigió sola al sepulcro y lo encontró vacío. Se quedó parada ante la tumba, llorando... Vio a dos ángeles que le preguntaron por qué lloraba, y al darse la vuelta, vio a un hombre que, supuso, era el jardinero. Le preguntó dónde había quedado el cadáver y por respuesta oyó su propio nombre: "¡María!" Reconoció a su Maestro en el timbre de la voz y siguió sus instrucciones de ir con sus hermanos y decirles lo que el Señor había encargado
 (Juan 20:11-18).
Un relato posterior que nos dejó la tradición equipara a María Magdalena equivocadamente con una pecadora en Lucas 7:36-50. Tampoco hay que confundirla con María, la hermana de Marta y de Lázaro, que vivía en Betania.
     
                         Juana y Susana
   Cómo la esposa de Chuza, un funcionario de la corte de Herodes Antipas, Juana seguramente ocupaba una posición de más alcurnia que María Magdalena. Aunque también ella decidiera seguir a Jesús después de que éste la hubiera sanado. Dado su nivel social, seguramente dispondría de los recursos necesarios para ofrecer apoyo financiero al Mesías y a sus discípulos. Ciertamente, que a Jesús y a sus discípulos se los trataba con hospitalidad en algunos lugares, algo a lo que en aquella época se le asignaba un alto valor. Pero el rebaño de discípulos con su maestro no era bienvenido en todo lugar.
Para el alimento y otras necesidades se utilizaba una caja común
(comparar con Juan !3:29), que administraba Judas Iscariote. De esta caja también salían las limosnas para los necesitados (comparar con Juan !2:6). ¿Pero cómo se llenaba la caja? A esta cuestión, igual que la reflexión sobre el abastecimiento material de las personas que recorrían el territorio junto con Jesús, se refiere Fritz Rienecker en su explicación sobre el Evangelio de Lucas: "¿De dónde obtenía Jesús los recursos materiales durante sus tres años de predicas y activar?" Había renunciado a ejercer su oficio de carpintero. También había resignado voluntariamente al poder de velar por sus necesidades de manera maravillosa. Además, tampoco estaba solo... La verdadera respuesta a esta pregunta emana de un pasaje de Lucas 8:1-3,que por eso es tan importante. Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios. Juana mujer de Chuza, intendente de Herodes y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes".
De ello se desprende que en el grupo que rodeaba al Hijo de Dios había otras mujeres que se ocupaban de los discípulos de su maestro, le preparaban comida y cubrían todos los gastos que se producían.
La tercera mujer mencionada por su nombre en el Evangelio de Lucas es Susana. Debemos suponer que también ella experimentó la sanación de sus enfermedades a través del Hijo de Dios. No se saben más detalles sobre ella.
   ¡Quiénes eran las otras mujeres que menciona Lucas? En Marcos 15:40-41 dice: "También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé, quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le servían: y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén". Además se mencionan aquí a María, la madre de Jacobo "el menor" y de José, y a Salomé la que probablemente fuese madre de los hermanos Jacobo y Juan Zebedeo (según Mateo 27:56, aunque sin mencionar el nombre Salomé).
Las mujeres mencionadas, de las cuales nada más sabemos, acompañaban al Hijo de Dios en su camino de Galilea al Gólgota. Además llama la atención que no fuese uno de los discípulos, y Apóstoles, los primeros en ver al Hijo resucitado, sino María Magdalena, una mujer, que contrariamente a la mayoría de sus discípulos había permanecido hasta lo último de Jesús.                                       


María Magdalena se encuentra con Cristo
resucitado .
Las mujeres que seguían a Jesús, que le servían
y recorrían las ciudades con Él, seguramente no respondían
a la conducta ideal para las mujeres de la época.
La Santa Escritura sólo menciona unas pocas. Por un lado
encontramos a María Magdalena, a Juana, la mujer de Chuza-
un funcionario de finanzas, de Herodes Antipas- y a Susana.
El evangelista Lucas es el único que las menciona con mayor
 detalle (Lucas 8:2-3), y comenta "otras muchas que le servían
 de sus bienes" Todas ellas eran mujeres que seguían
 al Hijo de Dios a través de las ciudades, lo acompañaron
hasta el momento de su muerte en la cruz
y buscaban su cercanía.