¡"Si amas al buen Jesús!"
de corazón con ternura,
vivirás siempre en la "luz"
y no verás sombra oscura.

domingo, 13 de febrero de 2011

La Redención



        Parte  (2
En la presente entrega destacaremos la importancia del
sacrificio de Cristo y tomaremos distancia de las posturas
 que afirmán, que el hombre es capaz de redimirse a sí mismo.
Después enunciaremos cómo el hombre recibe parte
de la redención activada por Cristo, y pasaremos a la redención futura
 que se iniciará con el regreso de Cristo.
         Autorredención?
      La redención a partir del estado de la lejanía de Dios y del estar perdido, únicamente puede suceder por medio de Dios. Nadie puede liberarse del entramado de culpa y pecado con sus propias fuerzas. En algunas religiones que predican  la redención como el hinduismo, el budismo y los grupos esotéricos, se sostiene que el hombre podría llegar a la redención por sí mismo. Esto contradice de  manera fundamental lo que expresa la Santa Escritura. En su epistola a los Romanos, el Apóstol Pablo pone en claro que inclusive los creyentes que forman parte del pueblo elegido del antiguo pacto y que se ufanan de una relación especial con Dios, son incapaces de hacer lo bueno. A todos los hombres se aplica que "No hay justo, ni aun uno...no hay quien haga lo bueno, no hay ni uno;...porque no hay diferencia: por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios; siendo justificados gratuitamente por su gracia por la redención que és en Cristo Jesús" comparar con Romanos 3: 10-24). A la pregunta,en el fondo retórica: "¿De qué aprovecha el hombre, si granjeare todo el mundo, y perdiere su alma?" (Mateo 16:26), hay una sola respuesta: ¡de nada!
       Jesucristo, el mediador de la salvación      

  Jesucristo es a imagen y semejanza del Dios invisible; a través de Él, hacia Él y con Él todo se ha creado, lo visible y lo invisible (comparar con Colosenses 1: 15-16). Él es el Verbo; ver Juan 1:3) el origen y el mediador de la Creación y al mismo tiempo (como el Verbo hecho carne; ver Juan 1:14) el origen y el mediador de la redención. Todo remite a Él y en todo, Él es el primero: en la creación del mundo y en su redención. "El que es el principio, el primogénito de los muertos, para que en todo tenga el primado. por cuanto agradó al Padre que en èl habitase toda plenitud, y por el reconciliar todas las cosas a sí, pacificando por la sangre de su cruz..." (Colosenses 1:18-20).
   Por su sacrificio, Cristo se ha hecho mediador entre Dios y el hombre y, por consiguiente, origen de nuestra salvación: "Porque hay un Dios, asimismo un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre; el cual se dió a sí mismo en precio del rescate por todos..." (Timoteo 2:5-6). Entregándose Él mismo en precio del rescate por todos..."  pagando los pecados de los hombres con su vida, cumplió su encargo de envío: "Porque el Hijo del hombre tampoco vino para ser servido, mas para servir, y dar su vida en rescate por muchos" (Marcos 10:45).
   El sacrificio del Hijo de Dios es un hecho que justifica y libera: es definitivo, irreversible y válido por todas las épocas (comparar con Romanos 3:23-24).
Por eso el servicio de expiación del Antiguo Testamento que repetía una vez por año el sumo sacerdote y que se refería a un servicio de holocausto, provisorio para un "mejor orden" venidero, fue reemplazado por un servicio de redentor único, perfecto y válido por todos los tiempos (comparar con Hebreos 9).
   Por el sacrificio de expiación realizado por Cristo en representación de la humanidad, la relación del hombre hacia Dios cambió por completo. La fisura que se produjo debido al pecado entre Dios y el hombre fue eliminada, lográndose la reconciliación: "Las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto es de Dios, el cual nos reconcilió a sí por Cristo; y nos dió el ministerio de la reconciliación. Porque ciertamente Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo a sí, no imputándole sus pecados, y puso en nosotros la palabra de la reconciliación" (" Corintios 5:17-19").
  De este modo, Dios cumple en Cristo su voluntad de salvación que todo lo comprende, ya que todos los hombres deben ser salvados y llegar al reconocimiento de la verdad: Esto debe predicarse, y por consiguiente, la redención será accesible al hombre individualmente mediante la fe (generada por la palabra en el Servicio Divino) y por la gracia (en el perdón de los pecados) y en los sacramentos). Para este fin fueron instituidos los Apóstoles (comparar con 1 Timoteo 2:4-7).
             Nuestra participación en la Redención
             a través de los Sacramentos
     Después de su resurrección, Cristo dio el siguiente encargo a sus Apóstoles: "Id por todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado." (Marcos 16:15-16). El hombre que llega a la fe en Cristo siente el anhelo de ser purificado y santificado. El ruego de una buena conciencia es escuchado por Dios, incorporandolo en su alianza de gracia. Con lo cual llega a gozar el efecto expiatorio y salvador de la muerte de Cristo. El bautismo con agua también se considera una imagen representativa de la salvación, de la cual la salvación de Noé es arquetípica (comparar 1 Pedro 3:18-22). Gracias a ella Dios abre el camino hacia la redención completa. Como parte integrante del renacimiento, ella es el comienzo de la nueva vida, de la nueva criatura creada en acción conjunta con el Santo Sellamiento y conservada y fortalecida por la Santa Cena.
     El Sellamiento con el Espíritu Santo también es en el alma del hombre un hecho divino que tiene su fundamento en Cristo. Como "garantia" (en el sentido de anticipo de pago o pago a cuenta), el Espíritu Santo remite a la salvación y redención prometidas.
     El Apóstol Pablo escribió a los Efesios: "...en el cual [Cristo] también desde que creísteis, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa. Que es las arras de nuestra herencia, para la redención de la posesión adquirida para alabanza de su gloria". (Efesios 1:13-14). Algo similar leemos en la segunda epístola a los Corintios, en la cual el Apóstol Pablo escribe, haciendo referencia a la transfiguración el día del Señor:"Porque asimismo los que estamos en este tebernáculo [= el cuerpo], gemimos agravados; porque no quisiéramos ser desnudados; sino sobrevestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Mas el que nos hizo esto mismo, es Dios; el cual nos ha dado la prenda del Espíritu" (2. Corintios 5:4-5).
   Para que el que ha sido sellado permanezca en el camino a la terminación de la redención iniciada en el bautismo, es necesaria la comunión perdurable con Cristo en el Sacramento de la Santa Cena. Al celebrarla incorporamos al Señor que está en nosotros, quien dijo acerca de ´Sí: "Yo soy el pan de vida que he descendido del cielo: si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna..." (Juan 6:51-54).
     Para que este sacramento se reciba con dignidad es importante que primero nos sean perdonados los pecados. Esto también ocurre por encargo del Apóstolado, al que Cristo le ha dado poder para ello (comparar con Juan 20:23). El perdón de los pecdos y la redención como proceso que avanza están intervinculados de manera inseparable (comparar con Colosenses 1:14).
    La redención que aparejó Cristo es transmitida por el Apostolado a la comunidad del Señor. Ya Agustín (siglo IV d.C.) estaba convencido de que fuera de la Iglesia no se podía recibir la salvación ("extra Ecclesia nulla salus"). También nosotros negamos la idea de que la salvación pueda ser recibida de Dios en forma directa teniendo fe u obrando devotamente, fuera de la disciplina de la Iglesia. Por eso también hablamos de nuestra Iglesia como de la "Obra de redención del Señor" (comparar con Preguntas y Respuestas, pág.77).
             Redención y regreso de Cristo
     Nuestra redención definitiva y completa todavía está pendiente. Aparecerá el día del Señor, el "Día de la Redención"  (comparar con Efesios 4:30). Si bien hoy ya somos salvos al recibir los Sacramentos y al ser incorporados en la comunión con Cristo, nuestro Redentor, recien "en esperanza somos salvos" (Romanos 8: 21- 24). Entonces se pondrá de manifiesto lo que la redención obró en nosotros: " Ahora somos hijos de Dios, y aun no se ha manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que cuando él apareciere, seremos semejantes a él, porque le veremos como él es" (1 Juan 3:2). Sin embargo, el plan divino de redención todavía no se concluye con la venida de Cristo.
    Durante el reino de paz, en el cual Satanás estará atado por mil años (comparar con Apocalipsis 20: 1-3), a todos los hombres se anunciará el alegre mensaje de la salvación y la redención. Cuando la muerte haya sido destruida después del juicio final y que Dios sea todas las cosas en todos (comparar con 1 Corintios 15:26-28), entonces la victoria adquirida por Cristo en la cruz habrá llegado a la terminación.
Síntesis:              La redención
  •       La redención únicamente puede suceder a través de Dios, nadie puede liberarse del entramado de culpa y pecado con sus propias fuerzas.
  •       Por el sacrificio de expiación realizado por Cristo en representación de la humanidad, la relación del hombre hacía Dios cambió por completo.
  •       A través de Cristo, Dios reconcilió al mundo con Él.
  • Los Apóstoles predican la reconciliación y hacen que la redención, ofrecida por Cristo en el perdón de los pecados y en los sacramentos, sea accesible al hombre
  •      Por medio del Santo Bautismo con agua, el hombre gozará del efecto expiatorio y salvador de la muerte de Cristo en sacrificio; con el bautismo, Dios le abre el camino a la redención completa al hombre individualmente.
  •      En el Santo Sellamiento, el Espíritu Santo es recibido como sello de la infancia divina; es la "garantia" de la redención futura.
  •      Para que el renacido experimente redención continua, son necesarios el perdón de los pecados y la comunión permanente con Cristo en el Sacramento de la Santa Cena.
  •     El día del Señor, los que sean aceptados en la gracia recibirán redención completa y definitiv
Durante el reino de paz,
a todas las personas se les
 anunciará el alegre mensaje
 de la salvación y la redención.