¡"Si amas al buen Jesús!"
de corazón con ternura,
vivirás siempre en la "luz"
y no verás sombra oscura.

domingo, 12 de diciembre de 2010

La luz del reconocimiento


   Ya los bebés son capaces de observar a la gente que los rodea
y aprender de ella.
    Los niños aprenden lo que es valioso y lo que infunde temor.
Van estableciendo preferencias: aquello que les gusta y aquello que no. Aprenden a manejar emociones y a reaccionar ante muchas situaciones. Acumulan conocimiento y aprenden a aplicarlo. Aprenden a distinguir en quién pueden confiar. Todos estos conocimientos constituyen el fundamento de la vida.
    Todos fuimos enseñados sobre Dios, su poder, su dimensión y su gracia. Estos fueron los primeros pasos para formar nuestra idea de lo que es Dios. La fe y la confianza en Él se desarrollaron y ahora habitan en nosotros.
    En el capítulo primero del evangelio de Juan encontramos un ejemplo sobre cómo se va incrementando el reconocimiento. En este pasaje, Felipe da testimonio sobre Jesús a Natanael. Le dice:  "Hemos hallado a aquel de quien (...) escribieron los profetas". Natanael contesta de manera muy escéptica. Su reconocimiento sobre los habitantes de Nazaret se había formado a lo largo de muchos años.
    Es probable que sus padres o amigos hubieran contribuido a que no tuviera una buena opinión sobre los pobladores de Nazaret, o también que hiciera malas experiencias con ellos. En todo caso, Natanael contesta lo siguiente a Felipe: "¿De Nazaret puede salir algo bueno?" (Jn 1:46). Después  cuando, Natanael se encuentra personalmente con Jesús, repentinamente se da cuenta y en ese momento clama: "Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel".
    A fines de 1970, un policia que trabajaba como guardaespaldas del Primer Ministro de la isla de Tuvalú en los mares del sur, tuvo un sueño: estaba de servicio y vio que un gigantesco avión sobrebolava el archipiélago. Pensó que el avión era demasiado grande para aterrizar en la isla de Funafuti. Mientras seguía reflexionando, el avión viró y comenzó las maniobras de aterrizaje. En el sueño, la nave se achicaba cada vez más, hasta llegar al tamaño adecuado para aterrizar en el aeropuerto de la isla.
    El guardaespaldas siguió soñando que del avión bajaban dos hombres vestidos con camisas blancas y pantalones negros. Se dirigían directamente a él y le entregaban un folleto sobre la Iglesia, comentando que regresarían y que entonces conversarían con él. Luego, el guardaespaldas despertó, sobresaltado por su sueño.
    Apenas un poco más tarde, mientras estaba de servicio, aterrizó un avión de ultramar en el aeropuerto. Entre los pasajeros que bajaron del avión había dos hombres que vestían camisas blancas y pantalones negros. Se dirigieron directamente a la oficina del Primer Ministro para presentarse y pedirle autorización para anunciar el obrar de los Apóstoles de la iglesia Nueva Apostólica a los habitantes de Tuvalú.
    Al salir ambos de la oficina del Primer Ministro se dirigieron al guardaespaldas, le entregaron un folleto y le prometieron volver.
    El policía se sintió profundamente conmovido por lo que leyó en el folleto. Quería dárselo a su padre, que era sacerdote de una Iglesia cristiana, para que lo leyera. Pero su padre no quiso leerlo, y en cambio le contestó: "Si esta nueva Iglesia enseña sobre el Dios trino, Padre Hijo y Espíritu Santo, está bien".
    Más adelante, el policía pidió a su padre que lo ayudara a traducir el folleto al idioma local. En ese momento, una "luz" se encendió en su padre y se abrió paso en él un nuevo
reconocimiento. Hoy tenemos una comunidad creyente en Tuvalú que espera el retorno del Señor.
    En Lucas 10 leemos sobre los que experimentaron cosas maravillosas al servicio del Señor y adquirieron más reconocimiento. En ellos había enorme alegría. A ellos, Jesús les dijo: "Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis".. En Ef 1:18 leemos sobre lo que pueden ver aquellos cuyos ojos son alumbrados por la gracia del Señor. Ellos reconocen la gloria de la herencia para los santos.

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