¡"Si amas al buen Jesús!"
de corazón con ternura,
vivirás siempre en la "luz"
y no verás sombra oscura.

miércoles, 7 de julio de 2010

La paciencia divina

     La paciencia divina está en un plano diferente al humano. Dios, el Todopoderoso, eterno, que todo lo sabe, que está por encima de las dimesiones del tiempo y del espacio, sostiene todo en su mano: el devenir del mundo y los talentos del hombre.
Él, que todo lo ha creado, puede conducir todo según su voluntad: nada puede abstraerse de su poder. No debe Dios tener paciencia por esperar ciertos acontecimientos; está libre de dirigirse al hombre con paciencia. Ésta es expresión de su misericordia piadosa. Ello se pone de manifiesto en el encuentro que fue concedido a Moisés con el Todopoderoso:
"Y pasando Jehová por delante de él ( Moiés), proclamó: ¡ Jehová! ¡Jehova! Fuerte misericordioso y piadoso: tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad"
 (Exodo 34:6):. La caracterización que Dios hizo de sí mismo, que Lutero en este pasaje traduce como "geduldig" (paciente) y que en la versión
española aparece como "piadoso", implica en realidad que Dios difiere su ira,
es decir su juicio.
No castiga de inmediato, sino que concede una prórroga ante el juicio.
está en la soberania de Dios tanto la ejecución de su sentencia, de su juicio del mundo pecador, como así también el retardaria en los individuos o en los pueblos.
Desde el pecado original, el mundo está bajo el signo de la perdición y del juicio.
 Pero Dios no ejecuta aún la sentencia: su misericordia mantiene con vida la humanidad sumida en la muerte. "Por eso Dios tiene paciencia y derrama sobre ellos su misericordia. Él ve y sabe bien que todos merecerían morir.
Por eso se compadece tanto más de ellos.
La misericordia de un hombre abarca
sólo a su prójimo, pero la misericordia de
Dios abarca todo el mundo.
(Sirach 18: 9-12).

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