¡"Si amas al buen Jesús!"
de corazón con ternura,
vivirás siempre en la "luz"
y no verás sombra oscura.

jueves, 24 de junio de 2010

Juntos



     El 25 de diciembre de 2009 serví en una pequeña aldea a unos 24 kilómetros del centro de la ciudad de Kananga.
Como estaba lloviendo desde las cinco de la mañana, las condiciones de las calles eran muy malas.
Teníamos que detenernos a menudo para que el conductor pudiera encontrar el camino a través del lodo
y de los charcos de agua.
     En una parte montañosa del recorrido nos cruzamos con siete "bayandas". Así se llama en el Congo a las personas que transportan mercadería en bicicleta, aunque en ese momento empujaban unas bicicletas muy cargadas.La tarea de empujar era tanto más esforzada, porque la subida era muy escarpada y la calzada estaba muy resbalosa.
Nos llevó una hora y media llegar a nuestro destino. Al llegar nos recibieron aproximadamente diez niños con cántico, cuya letra decía:
Juntos podemos hacer cosas grandiosas. " El camino que tuvimos que recorrer es largo (...). Caminemos en pos de quien nos espera Jesucristo". Nuestra comunidad cobra vida:
si cada uno asiste a su prójimo en las dificultades que pueda tener en la vida; lo que no significa que encuentre una solución para todos los problemas, sino que esté en condiciones de acercarse con sensibilidad al prójimo que vive momentos de sufrimiento y que lo ayude a soportar sus aflicciones
 (1Co.12:25-26; Gálatas. 6.2; Mt. 25:35-36).
  • .Si nos decidimos a construir puentes en lugar de muros separadores; siendo humildes y dispuestos a la  reconciliación.
  • Si juntos generamos paz, gozo y verdadero amor, en lugar de esperar que otros hagan por nosotros, porque dar es más bienaventurado que recibir ( Gá. 5:22;  Hch. 20:35).
  • .Si juntos celebramos la Santa Cena, recibiendo la carne y la sangre de Jesús y al hacerlo, pensamos en la gran cena del Cordero ( Co. 11:18;23-29).
  • .Si juntos nos alegramos por la bendición que Dios da a la comunidad, sin hacer diferencias entre quien la merece y quien no, sino comportándonos como obreros de la última hora. (Jn. 4:3-37; Mt. 20:1-16).

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