En la confesión de Fe de Nicea- Constantinopla (381) d.C.), la Iglesia de Cristo es caracterizada como "una, santa, universal y apostólica". Apostolicidad significa que el anuncio del evangelio debe retrotaerse a los primeros Apóstoles y que el ministerio de la Iglesia tiene su punto de partida en el ministerio de Apóstol de la Iglesia del principio.
Mientras el anuncio apostólico del evangelio debe ser el parámetro del anuncio actual, tanto la persona del Apóstol en la antigüedad como en el día de hoy son comprendidas por la mayoría de los cristianos como una figura puramente histórica.
En cambio, en nuestro sentido, la apostolicidad implica el compromiso de la doctrina de la Iglesía con el anuncio apóstolico del evangelio, y al mismo tiempo, la representación personal del ministerio de Apóstol en Apótoles vivientes.
En todas las épocas, los tres servicios del apostolado que se enuncian a continuación, pueden deducirse de los testimonios del Nuevo Testamento.
Son un reflejo de los tres ministerios de Cristo : Rey, Sacerdote y Profeta.
- El servicio de gobierno: responsabilidad por la comunidad
(comparar con 1 Co 9: 12; Ti 3: 1-12);
- El servicio sacerdotal: administración de los Sacramentos
(Bautismo, comparar con Mt 28:19;.
-Donación de Espíritu Santo, comparar con Hch 8: 18;
- Santa Cena, (comparar con 1ª Corintios 11:17-26)
-Perdón de los pecados ( comparar con Jn 20:23);
-El servicio profético: la prédica del evangelio,
destacando a Jesús como el Cristo (comparar con Hch 4: 10-12).
Sin estos servicios, la edificación de la Iglesia de Cristo como es querida por Dios, no es factible.
El encargo de envío que encontramos en Mateo 28:18-20 es válido hasta el retorno de Cristo; en este sentido, el ministerio de Apóstol tampoco está limitado en el tiempo.
Que por medio del ministerio de Apóstol la Novia de Cristo debe ser reunida, remite al Carácter escatológico del ministerio.
Aunque en la época en que no había apóstoles, nadie ocupaba su ministerio, aún así siempre estaba presente, ya que no dejó de pertenecer a la Iglesia. Se ve realizado en personas vivientes tanto al principio como al final de la historia de la Iglesia.
En la actualidad, los Apóstoles tienen la tarea de transmitir la salvación en Cristo mediante la palabra y los Sacramentos, además de reunir a la comunidad nupcial y prepararla para el día de Cristo.
Mientras el anuncio apostólico del evangelio debe ser el parámetro del anuncio actual, tanto la persona del Apóstol en la antigüedad como en el día de hoy son comprendidas por la mayoría de los cristianos como una figura puramente histórica.
En cambio, en nuestro sentido, la apostolicidad implica el compromiso de la doctrina de la Iglesía con el anuncio apóstolico del evangelio, y al mismo tiempo, la representación personal del ministerio de Apóstol en Apótoles vivientes.
En todas las épocas, los tres servicios del apostolado que se enuncian a continuación, pueden deducirse de los testimonios del Nuevo Testamento.
Son un reflejo de los tres ministerios de Cristo : Rey, Sacerdote y Profeta.
- El servicio de gobierno: responsabilidad por la comunidad
(comparar con 1 Co 9: 12; Ti 3: 1-12);
- El servicio sacerdotal: administración de los Sacramentos
(Bautismo, comparar con Mt 28:19;.
-Donación de Espíritu Santo, comparar con Hch 8: 18;
- Santa Cena, (comparar con 1ª Corintios 11:17-26)
-Perdón de los pecados ( comparar con Jn 20:23);
-El servicio profético: la prédica del evangelio,
destacando a Jesús como el Cristo (comparar con Hch 4: 10-12).
Sin estos servicios, la edificación de la Iglesia de Cristo como es querida por Dios, no es factible.
El encargo de envío que encontramos en Mateo 28:18-20 es válido hasta el retorno de Cristo; en este sentido, el ministerio de Apóstol tampoco está limitado en el tiempo.
Aunque en la época en que no había apóstoles, nadie ocupaba su ministerio, aún así siempre estaba presente, ya que no dejó de pertenecer a la Iglesia. Se ve realizado en personas vivientes tanto al principio como al final de la historia de la Iglesia.
En la actualidad, los Apóstoles tienen la tarea de transmitir la salvación en Cristo mediante la palabra y los Sacramentos, además de reunir a la comunidad nupcial y prepararla para el día de Cristo.
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