Para Pentecostés de 1997, el Apóstol Mayor nos dio la palabra guía de 1 Corintios 15, versículos 51 y 52: he aquí os digo un misterio: Todos ciertamente no dormiremos, mas todos seremos transformados. En un momento, en un abrir de ojo, a la final trompeta...
Los misterios muchas veces se definen como "un encuentro con lo inexplicable"
John Blasford- Snell, un famoso escritor británico, quien dirigió un programa de entrenamiento del ejército para jóvenes reclutas, escribió sus experiencias con los jóvenes después de retirarse. Consideró que la apetura a lo desconocido, la receptividad para lo novedoso y el futuro eran la gran fortaleza de la juventud, en la que depositaba enorme confianza.
Estoy seguro que también ustedes, amados jóvenes, tienen la perseverancia de descubrir lo nuevo y desconocido. En el terreno de la fe existen muchos misterios y sucesos ocultos que están esperando ser desvelados para ustedes. La alegría de vivir de la juventud, la curiosidad y la creatividad no deben detenerse frente a la fe. ¡Por el contrario! Gracias a ello se puede penetrar en los misterios del mundo de la fe.
El Apóstol Mayor y los Apóstoles, que Pablo denominó administradores de los misterios divinos ; nos revelan muchos misterios y circunstancias. A través de ellos, Dios revela su voluntad. Tú amada joven hermana, y tú amado joven hermano, has recibido el Espíritu Santo a través de un Apóstol, para comprender a través de ello los misterios de la fe. Piensa en este caso en las palabras que Jesús dirigió a sus discípulos: "Os es dado a conocer los misterios del Reino..."
E incluso si alguna vez no entienden algo, no sientan resquemor de preguntar a su portador de bendición. Les aseguro que los hermanos, el Apóstol Mayor y los Apóstoles no salen a cazar misterios, sino que comparten gustosos con ustedes la alegría y el entusiasmo de descubrir los misterios de la fe.
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