¡"Si amas al buen Jesús!"
de corazón con ternura,
vivirás siempre en la "luz"
y no verás sombra oscura.

miércoles, 26 de octubre de 2011

El proceso de purificación

 

Cuando se pretende que una viña dé frutos selectos,es necesario podarla en primavera.
El viñatero también retira la madera seca y los plantones salvajes, igual que los brotes que están de más. De este modo se concentrará toda la fuerza de la viña en los pámpanos que prometen las uvas más jugosas. Durante la temporada en la que la viña reverdece, el viñatero la libera del excedente de hojas para así favorecer la maduración de los racimos.
Jesucristo dijo de sí mismo: "Yo soy la vid verdadera, y mi padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, le quitará: y todo aquél que lleva fruto, le limpiará, para que lleve más fruto." La parábola referida dice que en los seguidores de Cristo se debe llevar a cabo el proceso de purificación querido por Dios. ¿Cómo ocurre esto?
La primera purificación grandiosa de todo el hombre interior se lleva a cabo con el lavacro del renacimiento y la renovación en el Espíritu Santo a través de los sacramentos del bautismo con agua y Espíritu. Este es un proceso de purificación que no podría ser ser mejor ni más bello. Por otra parte, en cada Servicio Divino se ofrece la gracia del sacrificio y de la ganancia de Jesucristo, lo que tiene por efecto la purificación que nos capacita para dar más frutos. El Hijo de Dios dijo a sus discípulos: "Ya vosotros sois limpios por la palabra que os he hablado". También en nosotros, el proceso de purificación es impulsado por la palabra divina. ¡Démosle el valor que se merece y no la transformemos en objeto de discordia!  Ella tiene un efecto que perfecciona y da limpieza.
 El alma también puede ser purificada gracias a las pruebas admitidas por Dios. Vivir estas circunstancias no es agradable, a veces inclusive, es difícil. Pero en definitiva, sirve a la purificación. En tales circunstancias no olvidemos la palabra del profeta: "Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice el Señor, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis".
Una vida de oración ferviente también contribuye a la limpieza. Y la expectativa próxima, la esperanza por la pronta venida de Cristo es un impulso decisivo de limpieza. Si esto no es motivo de purificación,
¿qué otra cosa podrá serlo?
"El fruto del pámpano es la uva y de ella se obtiene el vino. El vino simboliza la alegría. El fruto que nazca después de la purificación debe ser la alegría. El observar la infancia divina y el poder de ser un hijo de Dios vinculado a ella transmite alegría. Y a partir de la alegría nace la fuerza de seguir adelante en el camino de la fe. Alegrémonos por el plan de salvación divino y mantengámonos en silencio cuando el Señor lleve a cabo el proceso de purificación en nosotros, porque éste dará por resultado el fruto que nos hará dignos para ser aceptados en la gracia cuando Cristo regrese.

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