¡"Si amas al buen Jesús!"
de corazón con ternura,
vivirás siempre en la "luz"
y no verás sombra oscura.

martes, 17 de mayo de 2011

A pesar de los contratiempos

     Era viernes por la tarde y llovía torrencialmente.
Al escuchar el timbre, acudí a abrir la puerta de casa y quedé sorprendida: era mi esposo, sin su juego de llaves y totalmente mojado, que apresurado me pedía algo de dinero para abonar al taxista que lo había traído a nuestro hogar.
  "¡¿Que sucedió?! ¿y nuestro taxi?, le pregunté. Con pesar, me contó que lo habían asaltado, amenazándole con un arma; luego lo dejaron bajar del vehículo, en medio de la lluvia. Inmediatamente nos arrodillamos y agradecimos al Padre Celestial, porque estábamos juntos orando y por haber colocado su cuidado, a pesar del robo.
    Amado Dios, no entendemos por qué, pero aceptamos tu santa voluntad. Ahora, por favor, guía al ladrón para que deje el auto donde podamos encontrarlo, porque el taxi,
nos permite ganar nuestro pan cotidiano...Después, mi esposo dio unas vueltas por la ciudad junto a un amigo, esperando hallar el taxi. Al alejarse, lo vi más tranquilo. No resultaba facil luego de pasar por esa experiencia, pero ya habíamos expresado todo en oración a nuestro Padre.
   En cuanto quedé sola con nuestro bebé, sin pensarlo dos veces me comuniqué telefónicamente con nuestro amado Pastor y amigo, comentandole lo sucedido. Horas después él visitó nuestro hogar, antes de ir a la reunión de siervos. Con su mirada llena de comprensión, expresó: "Querida hermana, dile a tu esposo que se quede tranquilo. Hallarán el taxi intacto, sin que nada falte. Que puedan decansar esta noche. Así lo hice. Sentía tanta paz, que hubiera querido contagiar inmediatamente a mi querido esposo. Ahora mi Pastor se lo comunicaría a nuestro dirigente. Ya todo estaba bien. Abrí al azar nuestra tan preciada Biblia. ¡El amado Dios quería bendecirnos nuevamente! En el libro de los Salmos. leí: En paz me acostaré y asimismo dormiré, porque sólo tú, Señor, me haces vivir confiado... Ya entrada la noche, regresó mi esposo a casa, sin novedades. Le comenté lo que expresara nuestro Pastor y lo leído en la Biblia.
     Al día siguiente, sábado, seguíamos buscando, realizados ya los trámites de la denuncia. Por la tarde fui al ensayo de coro. En la puerta me recibió el Pastor, ansioso por saber. (Aún esperamos,) le dije. Bueno, ahora ve y canta como siempre, con toda alegría. Así pude disfrutar de la hora de ensayo. Luego volví a casa. Mi esposo y la bebé habían salido a dar un breve paseo. De pronto llamó a nuestra puerta un taxista compañero de mi esposo, para dar la noticia: ¡Habían encontrado nuestro vehículo! estaba en una calle centrica, custodiado por un agente de policía. Yo desbordada de alegría agradecí a este hombre, diciéndole que Dios lo había utilizado como una herramienta, en nuestra ayuda. En ese momento llegó mi esposo y juntos fueron a buscar el taxi.

     Pero lo más hermoso y emotivo, lo viviríamos luego, al contarle a nuestro amado Pastor, que habíamos hallado el auto. Este siervo suspiró con regocijo y confesó que cuando se había retirado de nuestro hogar, luego de mencionar que hallaríamos el auto intacto, en silenció pidió al Señor: Padre, por favor te ruego respaldes lo que he expresado. ¡Yo no quise decirlo así a mi hermana en la fe, pero sentí que estas palabras salían de mi boca y no podía evitarlo! realmente quedó manifiesto que era nuestro amoroso Padre quien por él estaba hablando.