¡"Si amas al buen Jesús!"
de corazón con ternura,
vivirás siempre en la "luz"
y no verás sombra oscura.

martes, 20 de julio de 2010

¿Cómo no he de agradecerte?

Nuestra  hermana,,enfermera profesional desde hace muchos años, contrajo una enfermedad y a causa de ello debió realizarse diversos estudios, con la indicación adicional de guardar reposo.
  En  ese periodo, mediante uno de los estudios realizados, se le detectó una enfermedad en un riñon.
Luego del diagnóstico, el especialista indicó que era necesario extirpar el mismo. Se trataba de un profesional a quien nuestra hermana asistía como enfermera en el hospital desde hacía mucho tiempo.
Por su actividad esta hermana en la fe es muy conocida por muchos hermanos y hermanas, que ahora, enterados de su enfermedad, unían sus manos de oración al amado Dios intercediendo por su salud. Ella ha sabido guardar siempre, a pesar de sus multiples obligaciones, un tiempo para cantar en el coro de la comunidad y además adornar con flores el altar en los Servicios Divinos.
Con la debida anticipación, el cirujano programó y le comunico la fecha de la intervención.
Pero casi al mismo tiempo, el dirigente de comunidad anunciaba desde el altar un Servicio Divino en conjunto junto al Apóstol de Distrito en la iglesia  central. El Oficio tendría lugar sólo pocos días después de la fecha de operación...
Y no sólo estaba invitada la comunidad a la que concurria nuestra hermana, ¿además "su" coro
estaba también convocado a cantar ese día!
Esto produjo en su corazón una gran conmoción, elevando en oración: "Padre, es ésta una oportunidad única de estar personalmente frente a mi Apóstol y además poder cantar en su presencia"; pero para esa fecha estaría en plena recuperación luego de la cirugía.
Por esos días la hermana S. recibió la noticia de que la intervención se pospondría, pero sólo hasta un día antes del esperado Servicio Divino. Esto parecía descartar toda esperanza de poder estar frente al Apóstol.
Llegada la fecha de la intervención, todo estaba dispuesto ya en el quirófano. Ese día se desató una lluvia torrencial. El cirujano anunció telefónicamente que llegaria al hospital un poco más tarde de lo previsto. durante la espera, nuestra hermana entabló una conversación con la instrumentadora que asitía al médico, hablándole sobre su fe nuevoapostólica y de su pesar por no poder asistir a aquel Servicio
Divino especial. Entonces aquella mujer le confesó que un hermano suyo colaboraba como Pastor en nuestra Iglesia; él le había dado testimonio y aceptó, pero aún no se decidía a recibir el Santo Espíritu.
A esa altura de la conversación llegó un nuevo llamado telefónico del médico, para avisar que estaba detenido con su automóvil a causa de la gran lluvia, disculpándose por no llegar a tiempo de modo que la operación tenía que suspenderse.
Las dos mujeres se miraron en silencio por un instante, luego asomaron lágrimas de emoción y
alegría. La hermana   S.  no salía  de su asombro y, por otra parte, la enfermera dijo: ¡Ahora
ya no tengo dudas, quiero recibir el Espíritu Santo!
Finalmente al día siguiente, nuestra hermana en la fe pudo asistir al Servicio Divino en conjunto
y cantar con toda alegría de su corazón, en un coro al que además el Apóstol de Distrito elogió desde el altar, al finalizar el encuentro.
La cirugía finalmente se llevó a cabo dos días después. Y pleno éxito.

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