¡"Si amas al buen Jesús!"
de corazón con ternura,
vivirás siempre en la "luz"
y no verás sombra oscura.

martes, 9 de noviembre de 2010

¡Despojémonos de aquellas cosas que nos pesan!

  Mis amados hermanos y hermanas, amados invitados aquí en Ciudad del Cabo y en todo el mundo: Os deseo una fiesta de Pentecostés bendecida, un día maravilloso, pleno de fuerza divina, de alegría, de paz, y de todo lo que necesitamos en nuestro camino en la fe. Estamos aquí con 341 Apóstoles de todo el mundo. Esto significa mucha fuerza espiritual. Y para todos los que la acepten con fe, será una señal del poder divino. Todo aquel que pueda comprender la importancia del ministerio de Apóstol, se alegrará.
     Como ya es usual en Pentecostés, comenzaré con una palabra de salutación. Rogué a nuestro Padre celestial que me mostrara lo que necesitamos: una palabra para todo el pueblo de Dios para llegar a la terminación. Finalmente di con la palabra de Hebreos, capítulo 12, parte del versículo 1: "...despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante...". Este es un buen consejero para hoy. Hay tantas cosas que nos asedian. No tienen que ser necesariamente cosas malas. Pero hay sufrimiento y aflicción, dolor enojo, decepción y también frustación. Estas cosas nos quitan la alegría y la paz.
       Despojémonos de estas cosas, porque de lo contrario no podremos tener alegría
ni paz verdaderas. Sé que esto no siempre es sencillo. Pensamientos como estos nos ocupan y no nos podemos despojar de ellos tan facilmente. Pero es posible despojarnos de ellos con la oración y el poder de Dios, y del Espíritu Santo. Despojémonos de aquellas cosas que nos pesan.
      En la Sagrada Escritura encontramos un sin número de ejemplos. Pienso en José: sus hermanos le jugaron una mala pasada. Finalmente terminó en la cárcel. Seguramente pensó: "Ellos tienen la culpa de que ahora esté en la cárcel". Pero debe haberse librado de este pensamiento. Despojémonos de estas cosas que nos intranquilizan, porque de lo contrario no podremos experimentar a nuestro Padre Celestial, ni a su amor, o su proximidad.
       Despojarnos de algo no significa que haya desaparecido totalmente. Pero ya no pesa en nuestra alma. esto es decisivo. Al despojarnos de algo, también lo vemos desde otro
ángulo. Entonces queda fuera de nuestros sentimientos, es más bien neutro y lo vemos bajo otra luz. Es interesante que este sea el primer consejo en esta palabra: "...despojémonos de todo peso (...) que nos asedia". La palabra bíblica comienza refiriéndose al "peso" que nos roba la alegría y la paz. El siguiente punto se refiere a que no es sencillo despojarnos de él:"...y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante". En la versión alemana se ha utilizado la palabra "Kampf" (lucha, pelea), en español en cambio, la palabra utilizada es "carrera", Es indudable que debemos luchar. Justamente cuando queremos despojarnos de todo lo que nos pesa, debemos luchar. Esto no nos llueve de arriba. Para lograrlo, nuestra tarea debe ser luchar. Aquí dice que Dios determina nuestra lucha. El Señor no cambia esto. estoy seguro de que tendremos que luchar hasta el día del Señor. Por favor, que nuestros corazones incorporen lo oído y actuen en consecuencia.
     También quiero dirigir una palabra de salutación a los niños, tanto a los de aquí como a los de todo lugar. Retrotaigámonos en pensamientos hasta la primera fiesta de Pentecostés. Leemos (en la Biblia) que todos los Apóstoles estaban reunidos y que junto a ellos había muchos otros. ¿Qué hacían allí? Cuando estaban juntos siempre eran unánimes en la oración. Imperaba, manifiestamente, la paz entre ellos. No había peleas ni desavenencias. Esperaban a que se cumpliera la promesa del Hijo de Dios, la cual se cumplió repentinamente (comparar con Hch. 2:1-13).
     Ahora, por un momento, transferiré lo mencionado a nuestro tiempo. También nosotros esperamos que se cumpla la promesa divina. esperemos con paciencia y permanezcamos en comunión en la casa de Dios. Oremos y conservemos la paz. Entonces os puedo prometer que experimentaremos a Dios una y otra vez. Este es un mensaje especial para todos los niños del mundo.

   En el relato del libro de Hechos, nuestro texto bíblico se refiere a las últimas palabras que Jesús pronunció antes de su Ascensión. Allí dice: "Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu santo...y me seréis testigos". Es interesante que aquí se hable de poder.
                         Esperemos que se cumpla la promesa
      Hoy quiero destacar algo especialmente: el poder del Espíritu Santo. De la palabra se desprende que con este poder estamos en condiciones de ser testigos. El Espíritu Santo no es simplemente algo que viene a nosotros carente de particularidades, sino que su principal efecto es el poder. Deseo para mí, que este poder se haga todavía más manifiesto. Donde obra el Espíritu santo, debe haber poder.
    Hemos sido sellados con el Espíritu de Dios. Por eso, tanto poder debe manifestarse aún más. Claro está que en esta época necesitamos poder fuerza: necesitamos la fuerza necesaria para conservar la fe.
Sin fuerza nada funciona. Necesitamos fuerza para estar alegres y mirar con esperanza
hacia el futuro. Sin fuerza, esto se desmoronaría rápidamente. Y necesitamos fuerza, para no hundirnos en lo asuntos de la vida cotidiana.
     En realidad sólo conozco una receta para que esta fuerza, este poder que emana del Espíritu Santo salga a relucir todavía con más intensidad: la receta es la oración,
Cuando estamos conectados con nuestro Padre celestial mediante la oración, se activan los poderes celestiales, tenemos una fuerza que a nosotros mismos nos sorprende por momentos. Oremos a diario por esta fuerza. También me lo he propuesto. Exhorto a los Apóstoles para que también oren, para que en todas las situaciones de cada día estemos llenos del poder del Espíritu Santo. Sé que en el mundo entero hay muchos hijos de Dios fieles. Oremos todos juntos para que el poder del espíritu Santo obre cada día, para que no digamos simplemente que hemos recibido el Espíritu Santo, sino que tenemos el poder que proviene del Espíritu Santo, la que nos conduce y dirige.
      Esto es muy importante en nuestra época, y también está en relación con nuestra palabra de salutación. Si debemos despojarnos de lo que nos pesa, necesitamos fuerza. El poder del espíritu santo debe tener ese efecto y lo consigue.
     Más adelante en este mismo pasaje dice. "...y mesereis testigos". Donde puede obrar
el poder del Espíritu Santo, también podemos ser testigos del obrar del Dios Trino. La palabra "testigo" tiene un significado especial. Sólo podemos ser verdaderos testigos si experimentamos y vivimos por nosotros mismos cómo obra el Señor, y como se configura nuestra vida a través de ello. Es mi deseo que todos seamos testigos del Señor. reunamos experiencias en la fe que ya nadie nos pueda quitar. Pero para ello es necesario el poder del Espíritu Santo. Entonces podríamos decir realmente: " Yo mismo lo experimenté". Así podremos remitirmos a lo que hemos experimentado con el Señor y en ese caso nuestro testimonio también será creible. De nuevo me dirijo a todos los Apóstoles: "Seamos testigos hasta lo último de la tierra".
    Y esto ahora no lo veo necesariamente en términos de espacio, de que viajemos a todos los países, sino que nos involucremos en todas las circunstancias con el poder del Espíritu Santo. Esto es posible a partir del poder del Espíritu santo. Pero en tal caso, el poder de Dios debe obrar realmente en nosotros.
     Vuelvo al pensamiento de que debemos orar para que este poder tenga un efecto todavía mayor. Entonces, dicho poder también nos conducirá hacia lo alto. Así vemos una cadena maravillosa: en primer término tenemos la oración. A consecuencia de ella viene el poder. Entonces tenemos experiencias de fe y lo testificamos hacia afuera. Decimos entonces: "Nadie nos lo puede quitar". permanecemos firmes en la fe y en la confianza en el Señor. De este modo nos acercamos al día del Señor. Nosotros los
Apóstoles, con todo gusto queremos anteceder. Ahora quiero constituirme en vocero de 350 Apóstoles.
También quiero incluir a aquellos que no pudieron venir: Seamos testigos, impregnados de este poder divino y con el deseo de poner de manifiesto en todo lugar: "Sí, el Señor está en nosotros". Amén.
     Ciertamente es difícil elegir entre los 340 Apóstoles presentes para colaborar en el servir. Voy a escoger entre las filas de los Apóstoles de Distrito, Ayudantes Apóstol de Distrito, Kolb. Le ruego un agregado.
                        Apóstol de Distrito Leonard R. Kolb
         Mis amados hermanos y hermanas, hoy hemos recibido un grandioso mensaje: con el poder del Espíritu Santo estamos en condiciones de ser testigos. ¿Qué activa este poder en nosotros? Sentí que en el servir del Apóstol Mayor resonaba la palabra "intensidad". En los días pasados en Ciudad del Cabo ha podido experimentar la intensidad en la vida de fe y en la oración. Incluso al pisar la Iglesia pudimos verlo en los ojos y en los corazones de los niños: una expresión de enorme alegría y gran entusiasmo. Esto muestra que la fe realmente es importante para nosotros.
    Cada testigo tiene una historia. ¿Cual es mi historia? Esta es la lucha que el Señor ha dispuesto para nuestra vida, y cómo nos ha ayudado en ello nuestro Padre Celestial. Pienso en un antiguo cántico, que dice al respecto: "Canto alabanzas a mi Jesús, quien como Tú tan grande es..." (HNA 437). Si esto está inscrito en nosotros, dicha intensidad se incrementará en nuestro interior. Ya José sintió cierta intensidad, en especial la de perdonar y de reconciliarse. Contemos nuestra historia a todas las personas de nuestro entorno. También debemos contar esta historia a nuestro Padre Celestial. De esta manera expresaremos nuestra alabanza y nuestra adoración, incluso cuando le podemos decir a Jesucristo nuestro Novio: "No hay nada más grande que Tú. Has hecho todo por nosotros y nosotros vivimos para ti".
                     Apóstol Mayor:
        Fue un bello pensamiento: cada testigo tiene una historia. Muy hermoso. reflexionemos al respecto. Ahora vayamos a África. Allí hay una área de Apóstol de Distrito creada hace no demasiado tiempo. Se trata de África del Este. Allí activa el Apóstol de Distrito Lubasi. También a él, le ruego un agregado.
                  Apóstol de Distrito Shadreck Lubasi:
      Mis amados hermanos y hermanas, aquí no se trata de un poder externo o físico, sino de un poder que proviene de la palabra del Padre Celestial.
            Jesús convocó a sus Apóstoles y les dijo:" Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra" (Mt. 28:18). El poder que hemos recibido también hay que aplicarlo. Pero en su época, los Apóstoles todavía no tenían este poder. Jesús les enseñó, ellos lo aceptaron y le siguieron.
       Entonces les dijo: "Pero recibireís poder, cuando venga sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos". Y: "...por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones...; Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo"
 (Mt 28:19-20). Lo mismo se aplica también hoy a nosotros. Aceptemos la palabra del Padre Celestial. Hoy en este día de Pentecostés, el Espíritu será renovado, en nosotros. Aceptemos la palabra y manifestémosla a otros, a todos los pueblos, a todas las personas, independientemente de la situación de vida en la cual se encuentren, enseñemosles a cumplir todo lo que Jesús ha encomendado. Él ha prometido que si lo hacían, estaría con ellos todos los días hasta el fin del mundo, seremos testigos, porque lo podremos experimentar.
  Quiero desearos la rica bendición de Dios, para que a través del Espíritu Santo támbien recibamos  este poder que nos impulsa, para que recibamos una fe fuerte, podamos aceptar a nuestro Padre Celestial y avancemos. Sin ese poder no podemos ganar la carrera. Si no tenemos nuestra propia fuerza espiritual, no podremos vencer.
                 Apóstol Mayor:    ¡Aceptemos la palabra del Padre Celestial!
     El Apóstol de Distrito explicó que no sólo se trata de que el poder esté presente. El poder que nos es dado tiene que ser útil. Esto ocurre a través de la oración. Podemos pedir con más intensidad, todavía más en la oración, los poderes del mundo del más allá. Ahora iremos al continente asiático. En Asia encontramos un subcontinente que ocupa una gran superficie: India, donde hace poco tiempo ha sido ordenado el Ayudante Apóstol de Distrito Devaraj. Ahora le pido a él que nos sirva..
                             Ayudante Apóstol de Distrito David Devaraj:
      Mis amados hermanos y hermanas, amados amigos e invitados, desde los albores mismos de la historia de la humanidad, desde Adán y Eva, el Padre celestial visitó a la humanidad una y otra vez para transmitirles y demostrarles su poder. Pensemos en personas como Sansón. Dice la Biblia que el Espíritu del Señor vino sobre él y que gracias a ello estuvo en condiciones de hacer cosas increíbles (comparar con Jue.14:19).
Hoy tenemos poder en abundancia a través del don del Espíritu Santo. Hace poco, el Apóstol Mayor nos sirvió con la palabra: "Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu..." (comparar con He.4:12). Exactamente eso ocurrió esta mañana. A pesar de las preocupaciones y de las penas, la palabra nos ha conmovido. Se nos recordó que debemos despojarnos de las cosas que nos aquejan.
    Pienso en un globo aerostático. Si la canasta tiene demasiados contrapesos, el globo no puede ascender. El Espíritu Santo nos quiere llevar a lo alto, pero los contrapesos de la vida nos empujan hacia abajo. Despojémonos de todo lo que nos pesa y nos mantiene
abajo. Pensemos siempre en lo increíbe que es realmente este poder. Tuvo el poder de levantar las puertas de Gaza o de quitar la piedra que estaba delante de la tumba. También tiene el poder de perdonar nuestras debilidades, para que podamos estar presentes en el día del Señor. Hagamos nuestra parte y despojémonos de aquello que nos aqueja. Lo podemos hacer, siendo testigos hasta el fin del mundo y no sólo en palabras, sino también en hechos. Sobre ello posa la gracia y entonces seremos llevados a casa.
                         Apóstol Mayor:
       Pues sí, podéis ver que también los hombres de Dios están llenos de mucha fuerza. Hace bien oír que en diferentes regiones del mundo todos se mueven en un mismo espíritu. Un Apóstol de Europa, que ya hace tiempo activa, es el Apóstol Kainz de Austria. Le ruego un breve agregado.
                        Apóstol Rudolf Kainz:
     Mis amados hermanos y hermanas, quienes en tiempos de la primera fiesta de Pentecostés preguntaron: "¿Vosotros, hombres amados hermanos, que hemos de hacer?", han recibido una respuesta  divina. Y quienes han puesto en práctica esta respuesta en sus vidas, después pudieron llevar una vida como antes no se hubieran podido imaginar. Hoy también han venido algunos al Servicio Divino con preguntas especiales. Hoy hemos recibido una respuesta divina a través del Apóstol Mayor y de los Apóstoles de  Distrito, por ejemplo una respuesta a la pregunta: "¿Como seguirán las cosas en mi vida? Me esfuerzo por hacerlo todo, pero no todo me funciona". Entonces el Apóstol Mayor dijo:"...corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante". Y si hubiera algo determinado para nosotros, no lo podemos elegir. Entonces, en situaciones como esta no nos solemos sentir bien.
     Al repecto hay muchos hermosos ejemplos en la Santa Escritura: Jesús había enviado a sus discípulos delante de Él. Navegaban por el lago, cuando de pronto se levantó el viento, y debieron remar contra la corriente (comparar con Mr.6:45-48). Los discípulos hicieron lo que Jesús les dijo, pero no pudieron elegir esta situación. Se esforzaron por avanzar, pero no pudieron porque así había sido determinado. En esta situación, los discípulos no sabían algo: Jesús nunca los perdió de vista. Oró, su corazón estaba con ellos. después de un cierto tiempo vino. Su ayuda fue como a sus discípulos no se les habría ocurrido. Incluso se sintieron sorprendidos. Entonces el viento se aplacó.
No podemos elegir nuestra vida. A veces ya no podemos seguir adelante y sobreviene la pregunta: "¿Acaso lo podré lograr?". No olvidemos una cosa: Jesús nunca nos pierde de vista y su corazón está con nosotros. Él viene para ayudarnos, muchas veces de una manera que no podemos imaginar. Entonces, quizás hasta estemos asustados por su ayuda. Otra cosa más es importante: Jesús nunca llega tarde a nuestras preocupaciones y a nuestros problemas, pero tampoco en lo que se refiere a su retorno. De manera, entonces, que también seamos testigos y amémonos mutuamente. Porque sin amor no podemos vivir. Y un punto especial del amor es el perdón.
                                           Apóstol Mayor:
     Ahora que hemos oído la palabra de Dios, guardémosla y preparémonos para la Santa cena.
     Vuelvo ahora a la palabra de salutación, que dice que dejemos de lado por una vez lo que nos pesa. y el segundo punto es que nos despojemos del pecado. Del pecado dice, que nos "asedia". No podemos evitar caer en el pecado. Pero no debe ocurrir que seamos acaparados por él, que nos dejemos arrastrar a un comportamiento pecaminoso cada vez más profundo. Luchemos para que este no sea el caso. Entonces la gracia de Dios podrá ser tanto más poderosa.

Día/ Fecha: Domingo. 23 de mayo de 2010
Lugar/ país: Tafelsig/ Sudáfrica
Área  de Apóstol de Distrito: Noel E. Barnes
Texto bíblico: Hechos 1,parte de versículo 8: "Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos".
Himno: Un Don divino, don de vida..."(HI 82)
Acompañantes: Apóstoles de Distrito. Ayudantes Apóstol de Distrito y Apóstoles de todo el mundo.
Colaboraron en el servir: Apóstoles de Distrito Kolb y Lubasi, Ayudante Apóstol de Distrito Devaraj y Apóstol Kainz.
Transmisión: internacional vía satélite.
Traducción: en el altar, consecutiva alemán- ingles: Ingles-alemán.
Participantes: aprox. 1,2 millones en el mundo entero

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