Siempre que celebramos la Santa Cena, trato de prestar atención a la importancia que reviste este suceso. Lo valioso que nos resulta el perdón de los pecados, cuando sabemos lo que es el pecado. Como es sabido, este es un campo amplio. En 1 Juan 5:17 podemos leer lo siguiente:
"Toda injusticia es pecado...Todo lo que es injusto a los ojos de Dios, es por tanto pecado. ¡Y hay mucho pecado! ¿Acaso no es injusto, cuando olvidamos agradecer a nuestro Padre Celestial?
-¿Acaso no es injusto que confiemos en nuestras fuerzas en lugar de confiar en Dios?
-¿Acaso no es injusto, cuando medimos a nuestro prójimo con nuestra propia medida?
-Todo es pecado.
-¿Acaso no es injusto, cuando medimos a nuestro prójimo con nuestra propia medida?
-Todo es pecado.
Pero al pecado se opone la gracia que salda toda injusticia.
Somos conscientes de que somos pecadores y de que por nuestro propio esfuerzo nunca llegaremos a ser justos...Sabemos que estamos supeditados a la gracia. Es un regalo del cielo,
inclinemonos delante de Dios, entonces nos donará la plenitud y nos hara felices. De este modo, en adelante podremos estar cerca de Él, sentir su amor y seguir transitando el camino hasta la patria Celestial. La gracia nos permite establecer que Dios tambien estará con nosotros en el futuro: hasta que hayamos alcanzado la meta.
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