¡"Si amas al buen Jesús!"
de corazón con ternura,
vivirás siempre en la "luz"
y no verás sombra oscura.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Ayudas divinas

           Un antiguo proverbio alemán dice, según el sentido: "El no ayuda en todo momento, pero ayuda cuando es necesario". Este refrán, resulta cierto una y otra vez, porque al fiel Dios le gusta mucho ayudar. Pero muchas veces no somos conscientes de la ayuda que nos ofreció. Si nos encontramos en circunstancias que no nos gustan, sean éstas enfermedades, cargas o penurias, nos sentiremos infelices o insatisfechos.
Pero también en estas situaciones, el Señor estará cerca de nosotros; quizá sin su ayuda las emergencias serian más dificiles todavía.
    La ayuda de Dios se corporiza de manera diversa. Por ejemplo pensemos en el servicio angelical. El Señor nos lo ha dado para que este a nuestro lado. es común que recién en retrospectiva, reconozcamos que no solo "tuvimos suerte" en ciertas situaciones, sino que los ángeles del Señor nos protegieron de sufrir daños. ¡Agradezcamos esta ayuda!
   Cuando nos sentimos abandonados y solitarios, tengamos la certeza de que el Señor está con nosotros. El hijo de Dios prometió a sus Apóstoles: "Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" y podemos experimentar el cumplimiento de esta promesa en la comunión de los Apóstoles. Aunque nos sintamos completamente abandonados, el Señor está con nosotros y nos quiere ayudar.
Es recomendable buscar su ayuda, ya sea en la enfermedad, en los reveses del destino, en las pruebas y en medio de las preocupaciones, y tanto más en las crisis de fe, en las dificultades espirituales, y siempre que estemos apesadumbrados. Si oramos fervientemente:¡Señor, se mi ayudador!", Él intervendrá en forma oportuna y nos dará su auxilio.
La ayuda de Dios también está en la palabra. Es la luz, la vida y la fuerza; se dirige a nosotros cuando hemos caído y preferiríamos abandonar. ¡Y que ayuda hay en la gracia, cuando a partir del sacrificio de Jesús nos son perdonados toda culpa y pecado, y se arrebata a los espíritus de las profundidades, todo lo que pudiera darles algún derecho sobre nosotros! La gracia del bautismo con agua nos acompaña en el camino terrenal; y el bautismo con  Espíritu nos hace herederos de la gloria, la Santa Cena nos dona la ferviente comunión con Jesucristo. ¡Que grandiosas ayudas divinas! ¡Ellas hacen que valga la pena vivir!
 La ayuda de Dios que recibimos de múltiple manera, nos lleva a través de las circunstancias hacia la meta en la fe, nos transmite paz y consuelo, confianza y esperanza. saber que "Nuestro Señor viene", equivale a una fuente de fuerza inigualable. ¡No hay nada tan seguro como la venida de Cristo para llevar a la novia a casa! No solo creemos en ello, sino que lo sabemos. Este saber debe vivir en nosotros e inducirnos a rogar al Señor, una y otra vez: "¡Ayudanos, a nosotros, hombres débiles, en tu gracia enorme, a ser dignos para ver tu gloria en el día de tu Hijo!" Tengamos la certeza que Él nos escuchará y responderá.