¡"Si amas al buen Jesús!"
de corazón con ternura,
vivirás siempre en la "luz"
y no verás sombra oscura.

jueves, 1 de julio de 2010

La casa sobre la roca



En el Sermón del Monte, el Señor Jesús hizo referencia
 a dos tipos de personas. Un grupo acepta la palabra
y actúa de manera acorde.El otro también la oye,
pero no actua conforme a ella.

     Y el Señor estableció una comparación gráfica con respecto a dos hombres,
 que habían construido cada uno una casa. Pero existía una diferencia entre ellos:
 El hombre sabio erigió su casa sobre una roca.
Aquellos que oyen la palabra y actúan como corresponde son como este hombre.
El otro (el necio) construyó su casa sobre la arena.
 Aquellos que oyen la palabra, pero no le prestan atención sino que viven como les place, son como ese hombre.
     Esta casa representa nuestra vida. Nosotros llevamos nuestra vida,
 conforme a valores o principios predeterminados, y cada uno lo hace a su manera.
Todos nosotros construimos nuestra "propia casa".
Algunos la edifican sobre una roca, lo que significa:
Que viven, conforme a los principios y estándares Divinos.
Otros de acuerdo a esta parábola, construyen sobre arena, es decir no edifican sobre un
fundamento divino. Esto da lugar a las siguientes preguntas.
¿Cuales son los valores fundamentales en nuestra vida?

   ¿Cual es el fundamento sobre el cual construimos? Éstas son preguntas importantes,
porque en la parábola dice que cuando vinieron las lluvias y la inundaciónes,
y el viento sopló, la casa sobre la roca permaneció segura.
 Pero la casa sobre la arena fue destruida.
El hecho de que una casa esté construida sobre una roca o arena
 no es inmediatamente evidente.

    Solo se comenzará a notar la diferencia cuando se desaten tormentas y diluvios,
 y comienze a caer la lluvia. El hecho de que hayamos construido nuestra casa
 sobre arena o una roca se volverá evidente cuando surjan
preocupaciones y pruebas en nuestra vida. Tales circunstancias nos dejarían
 inconsolables si hemos construido sobre arena. Entonces nuestra vida se destruiría y no quedaría nada.
 Pero si hemos construido sobre una roca, podemos estar seguros,
 de que nada podrá destruir nuestra casa. Aquellos cuya casa está
 construida sobre una roca tienen firme la esperanza de que serán dignos
 en el día del regreso del Señor. Una casa como tal resistirá cualquier tormenta.
 Permanecerá de pié por siempre. Estos permanecerán  con Dios por toda la eternidad.

    Seamos obedientes como lo fue Abraham,
y luchemos siempre por aquello que es divino como lo hizo Jacob.
Confiemos en el Señor y mantengamos nuestras ventanas abiertas hacia Jerusalén,
conforme al ejemplo de Daniel.
¡Que nuestro Padre celestial nos dé la fortaleza,
 para estructurar nuestra vida conforme a estos principios divinos! 

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