¡"Si amas al buen Jesús!"
de corazón con ternura,
vivirás siempre en la "luz"
y no verás sombra oscura.

viernes, 27 de mayo de 2011

Sueños, apariciones y visiones


En el presente artículo nos ocuparemos de los fenómenos de los sueños, apariciones y visiones, sobre los que la Iglesia Nueva Apostólica cuenta con múltiples testimonios a lo largo de su historia.
A la explicación conceptual agregaremos una presentación de los sueños y las visiones en el Nuevo y Antiguo Testamento, así como en la Obra de Dios del tiempo final.

Concepto
Los sueños son consecuencias de imágenes que se van presentando en determinadas fases. Su contenido puede ser de diferente origen; en ellos, por lo general, se procesan vivencias y experiencias. Al iniciarse el siglo xx, el médico Sigmund Freud interpretó el sueño como un fenómeno, que principalmente expresa el estado psíquico. Sin embargo, su discípulo Carl Gustav Jung no interpretó los sueños como expresión del inconsciente del individuo, sino como expresión de la humanidad. Afirma Jung que en los sueños aparecen arquetipos, es decir imágenes ideales emparentadas con los cuentos de hadas y los mitos. En ellos se reflejaba la experiencia prototípica y original del hombre, como el nacimiento, la madurez o la muerte.
Las apariciones y las visiones caracterizan uno y el mismo proceso. Por eso ambos términos se utilizarán indistintamente con el mismo significado. La palabra "visión" deriva del latín "visio", que significa aparición o contemplación. Por visión se comprende mirar lo que está más allá o lo que momentáneamente es inalcanzable.
A diferencia del sueño, la visión sucede cuando la persona está despierta; al mismo tiempo. La percepción del mundo exterior pasa a un segundo plano. A pesar de que el concepto de visión se refiere en realidad a la vista, también se incluyen experiencias auditivas (audiciones) en el termino.
Las visiones se suelen experimentar en forma introspectiva; las imágenes y las palabras van pasando delante de un "ojo espiritual". También existen casos, en los cuales las apariciones consisten en una exteriorización, en la cual personas y sucesos, indistintamente, se perciben como próximas, al alcance de la mano.

Los anuncios divinos
Los sueños integran la realidad del ser humano. Dios puede valerse de este fenómeno para transmitir un mensaje. Cuando a continuación nos refiramos a los sueños, no lo haremos en cuanto a contenplación de productos emanados del subconsciente humano o de los aspectos psicológicos o médicos, sino de los sueños que pueden ser comprendidos como anuncios divinos.
Existen sueños que se comprenden de inmediato, y otros que están plagados de signos y símbolos difíciles de comprender, que requieren interpretación.
Los sueños y las apariciones a través de las cuales habla el espíritu divino, no tienen, todos, el mismo significado y relación. Existen aquellos, cuyo contenido se restringe exclusivamente a la vida de la fe del individuo. Encuentran significado en una situación concreta. Estos sueños y visiones deben clasificarse como experiencias en la fe. Poseen un carácter privativo y pueden ser comprendidos como una dedicación personal
de Dios a un individuo.
No establecen doctrina, sino que actúan fortaleciendo la fe. Para el reconocimiento en la fe, en general poseen una importancia secundaria. Existen sueños y visiones que exceden el marco privado. En ellas, al hombre se lo impulsa y se le encarga dirigirse a terceros con un mensaje aleccionador, de advertencia o que anticipa el futuro. Por cierto que sus matices son fluctuantes y cada caso debe ser analizado por separado.
No siempre, los sueños tienen su origen en el Espíritu divino; porque pueden nacer de los deseos que se conforman en la mente humana. Por ende, los sueños y las visiones que exceden el ámbito privado, deben ir a manos del Apóstol, que decidirá eventualmente sobre alguna otra utilidad.
Muchos sueños y visiones sobre los cuales relata la Santa Escritura, están en relación con el camino de salvación de Dios con su pueblo.

Los sueños en el Antiguo Testamento
En el sueño de la escalera celestial, Jacob vio a un ángel que subía y bajaba, además de oír la voz de Dios. En Jacob esto transunó de inmediato en un profundo reconocimiento: "¡Cuán santo es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo" (traducción libre del texto alemán, Génesis 28: 13-17).
Los sueños en los cuales aparecen símbolos, tienen un carácter diferente. En relación con José, el hijo de Jacob, encontramos varios ejemplos. José tenía sueños que se referían al lugar que ocuparía en el futuro entre sus hermanos. Su padre y sus hermanos comprendieron de inmediato los símbolos (manojos atados, el sol la luna y las estrellas) que se le aparecieron en sueños (comparar con Génesis 37:5-11). Además José también interpretaba los sueños de otros a través del Espíritu divino. Así fue que. en Egipto el interpretó los sueños en los cuales Dios anunciaba sus intenciones al Faraón (comparar con Génesis 41: 25).
El sueño de Nabucodonosor (comparar con Daniel 2) señala el devenir de la historia de salvación, sucesos que poseen dimensión en la historia universal. El gobernante pagano soñó con una estatua gigantesca que se componía de diversos materiales. Además había una piedra que desintegraba la figura. Hizo llamar a los magos y astrólogos para que reprodujeran el contenido de su sueño u este fuera interpretado. Como fracasaron en el intento, fueron desenmascarados como charlatanes. Así como en Egipto era José el que estaba preso y podía interpretar los sueños, en este suceso intervino Daniel, a quien Dios le manifestó el contenido y el significado del sueño de Nabucodonosor (Daniel 2: 19-23).
Mientras Jacob y José eran israelitas, el faraón y Nabucodonosor eran gobernantes paganos a quienes ocurría una manifestación divina. Sin embargo, sus sueños sólo pudieron ser explicados adecuadamente por los varones de Dios que tenían este encargo.

Las visiones en el Antiguo Testamento
Poco antes de ser lapidado, Esteban vio la gloria de Dios: Jesús estaba a la derecha del Padre (comparar con los Hehos 7:55-56).
En esta visión se testimonia que Jesucristo es el Hijo del hombre, que ascendió con el Padre. La visión del Apóstol Pedro sobre el lienzo con los cuatro cabos, en el cual había todo tipo de animales inmundos (impuros), preparó la misión entre los paganos
(Los Hechos 10:10-16).
Lo puro y lo impuro son dos categorizaciones fundamentales en la ley mosaica, se consideran superados y dejan de tener razón de ser. Bien podrían mencionarse otras visiones; recordemos por ejemplo a Saulo camino de Damasco (Los hechos 9:3-7).
La visión probablemente, mas grandiosa, es el Apocalipsis de Juan, que valiéndose de un dificil lenguaje simbólico echa luz sobre la venida de Cristo, la resurrección de los muertos, el juicio final y la nueva creación, en el marco del desarrollo del plan divino de redención.

Sueños y visiones en la Obra de Dios del tiempo final
También en la época posterior a la muerte de los primeros Apóstoles, Dios hizo que ciertas personas tuvieran sueños y visiones. Para tener una experiencia divina de un sueño o una visión, no es necesario haber sido sellado con el Espíritu Santo. En la mística cristiana, existen múltiples testimonios sobre las visiones y los sueños a partir de la Edad Media.
En el seno de la Iglesia Nueva Apostólica, a los sueños y apariciones durante largo tiempo se les asignaba un peso especial. En este contexto cabe resaltar que sueños y apariciones siempre deben ser vistos en un contexto histórico y, en cuanto a su carácter metafórico, también como expresión de su época.
En una carta del 21 de agosto de 1952 el Apóstol Mayor Bischof expreso sobre los sueños y visiones: "El fundamento de mi fe fue, es y seguirá siendo la palabra del Señor. El cielo y la tierra no solo surgieron debido a apariciones y sueños, sino a través de la palabra del Señor. La redención no fue ni será obrada por apariciones y sueños, sino a través de la palabra y del sacrificio del Señor. La conducción de la comunidad del Señor tampoco ocurre a través de sueños y apariciones, sino por el Espíritu de la verdad, acerca del cual el Señor Jesús dijo: Él nos guiará en toda la verdad.
El Señor Jesús también dió un consejo en el Apocalipsis: "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. "Pero yo no desprecio los sueños y apariciones divinas, ya que han sido generadas por el Espíritu de Dios".
En las experiencias visionarias que tenía el Apóstol Mayor Streckeisen, queda en claro su estrecha relación con los difuntos. Queremos comentar por lo menos una aparición que tuvo el Apóstol Mayor. Durante un Servicio Divino en ayuda para difuntos vio a su mujer fallecida, que se acercaba a la Santa Cena, rodeada por un enorme grupo de niños. En esta visión queda resaltada la importancia del trabajo de los nuestros que partieron a casa, en las almas del más allá..
Una visión de tiempos recientes fue comunicada por el Apóstol Mayor Richard Fehr en un Servicio Divino, llevado a cabo el 13 de Junio de 1999 en Welbert. "Amados hermanos, para Pentecostés en Toronto, Canadá, dije entre otras cosas, que probablemente ahora se acerquen al altar la totalidad de los seis Apóstoles Mayores que están en la eternidad. Y yo pensaba que quizá fuera posible que el Apóstol Cardale, que en realidad fue la cabeza de los Apóstoles ingleses, e inclusive el Apóstol Pedro como cabeza de los primeros Apóstoles, también estuvieran presentes aquí. Hoy en día ya no oímos tanto sobre los sueños, las apariciones y las visiones . No es que ya no los haya, sino que nos hemos vuelto más cautelosos. De todos modos, estos dones se producen ocasionalmente. Y volví a dar cuenta de lo que me fue escrito después de Pentecostés: alguien vio cómo los seis Apóstoles Mayores, además de Cardale y Pedro estaban parados detrás de mí. Y el Apóstol Mayor Urwyler, el último en pasar a la eternidad, era el vocero de todos. Él dijo: Apóstol Mayor, nosotros estamos detrás de tí, como uno solo".

Sueños y visiones: dones de Dios

Los sueños y las apariciones no pueden pensarse fuera del contexto de la Biblia o del cristianismo. Quien quisiera explicar todos estos fenómenos a través de hechos de ocurrencia natural o enfermizos, en el fondo estaría negando que Dios está en condiciones de comunicarse de manera sobrenatural con sus criaturas.
En todas las épocas, Dios hizo que los hombres tuvieran sueños y visiones maravillosas. Pero dentro de la evolución de la historia de salvación, les cabe una importancia diferente.
En la época del antiguo pacto, solo había un conocimiento muy restringido del plan divino de redención. Siempre podían suceder hechos impredecibles que modificasen sustancialmente la situación del hombre ante Dios. Un pacto podía ser iniciado o finalizado, la ira o la gracia podían aplicarse en forma inesperada.
Sueños y visiones acompañan estos cambios sorpresivos para el hombre, en el marco de la historia de salvación. Ellos abren nuestros accesos, como en el caso de Ezequiel o de Daniel y hacen que el plan divino se destaque con mayor claridad con su pueblo y la humanidad.
Al hacerse hombre el Hijo de Dios y con su sacrificio, la situación de los seres humanos cambió radicalmente. A través de su sacrificio. Cristo trajo la reconciliación con Dios y, por consiguiente, abrió el camino a una comunión perdurable con el Eterno. Mientras en el antiguo pacto todos los sucesos santos se orientaban a Cristo, en el nuevo pacto se puede desplegar se puede desplegar toda la plenitud de gloria, traída por Cristo
(comparar con Juan 1:16). De esta plenitud de gloria obtenemos la palabra de Dios; es la medida para nuestro accionar. De esta plenitud también tenemos la Santa Cena como fuente de pureza para superar el mal. Las experiencias personales en la fe y las respuestas a nuestras oraciones nos acompañan en nuestro camino a la meta, igual que los sueños y las apariciones. Ellos son testimonios de la veracidad del evangelio y nos fortalezen en la fe.


Síntesis:
Los sueños son secuencias de ímagenes que se van presentando en determinadas fases.
Las apariciones y las visiones caracterizan uno y el mismo proceso.
Las visiones se suelen experimentar introspectiva; las imágenes y las palabras van pasando delante de un "ojo espiritual".
Existen sueños y visiones que nacen únicamente de los deseos que el hombre, alberga en su pensamiento;
a veces tienen origen en enfermedades psicológicas.
Hay sueños y visiones dados por Dios. que se refieren exclusivamnete a la vida de fe.
 Hay sueños y visiones a través de las cuales, Dios da un encargo a los hombres, ya que llevan
un mensaje de enseñanza, de advertencia o que vaticina el futuro.
Dentro del Antiguo y del Nuevo pacto encontramos un sinnúmero de sueños y visiones que revisten
enorme importancia para el desarrollo y el conocimiento del plan de redención.
Dentro de la Obra de Dios a los sueños y visiones se les dio un peso importante;
también existen en la actualidad. La redención no fue y no será producida por las apariciones y los sueños,
 sino por el sacrificio del Señor.
La conducción de la comunidad del señor tampoco ocurre a través de sueños y apariciones,
 sino por el Espíritu de la verdad.
Las experiencias personales en la fe y las respuestas a nuestras oraciones nos acompañan, en nuestro camino a la meta,
 igual que los sueños y las apariciones.
Ellos son testimonios de la veracidad del evangelio y nos fortalecen en la fe.