"Apostol" en la Segunda Epístola a los Corintios

    La segunda Epístola a los Corintios comprende referencias esenciales sobre la importancia del ministerio de Ápóstol. En muchos enunciados, el Apóstol Pablo se justifica a sí mismo y a su ministerio.
Primero, el ministerio de Apóstol es dilucidado como el ministerio propiamente dicho del nuevo pacto. En este contexto  lo diferencia del ministerio del antiguo pacto, del sacerdocio que activaba en él. Mientras el sacerdocio del antiguo pacto está comprometido con la Ley Mosaica, el apóstolado del nuevo pacto sirve al Espíritu de Cristo y al evangelio. En 2 Corintios 3:6 queda claro qué tan radical es la diferencia entre los ministerios del nuevo y antiguo pacto: " Porque la letra mata, mas el espíritu vivifica". La  "letra" es la  Ley mosaica, en tanto que el espíritu es el evangelio, cuyo efecto salvador está basado en la gracia de Dios, libre de condiciones. Segun Pablo, la Ley no conduce a la salvación, sino a la muerte .
      En tanto que la salvación sólo es posible a través del sacrificio de Cristo.
Se comparan el ministerio de Apóstol, como "ministerio de justificación", y el sacerdocio del Antiguo Testamento, como ministerio de la condenación". El Apóstol Pablo escribió:, Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudierón fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloría de su rostro, la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con gloría  el ministerio de su espíritu? Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloría el ministerio de justificación" (2 Co 3:7-9)
     En el ministerio de Apóstol, según puede deducirse de estas expresiones, por un lado se enuncia de manera personal el pensamiento que sirva de base al evangelio: el liberarse de la Ley y la supeditación a la gracia de Dios. Por otra parte, el Apóstol es quien habla técnicamente sobre la diferencia básica entre el antiguo y el nuevo pacto, entre la Ley mosaica y la Ley de Cristo.
Al mismo tiempo, el Apóstol Pablo señala  que el ministerio de Apóstol es servicio ( diaconía) en multiples sentidos: - para el anuncio del evangelio (2 Co 4:5)
                 -como embajadores en nombre de Cristo (Co 5:20)
                - como ministerio del Espíritu y de la reconciliación (2 Co 3: 8;5. 18).

El servir de los Apóstoles, según destaca claramente Pablo, no implica poder. En este sentido tampoco él ostenta el poder en la comunidad, sino que es su servidor . El servicio se muestra concretamente en su voluntad  de conducir a los hombres, en todo sentido, hacia Cristo. (comparar con Co 11:2).
     La prédica no es una práctica egocéntrica de una persona, sino el anuncio de Jesucristo, es decir, del evangelio: "Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús"

(2 Co 4:5) La prédica de los Apóstoles sirve para guiar al hombre a reconciliarse con Dios, dando testimonio del acto reconciliador de Cristo. El anuncio de los Apóstoles exhorta al hombre, del mismo modo que lo hizo Jesús, al arrepentimiento y a volver atras. Dios le dio al Apóstol el ministerio de la reconciliación, porque "Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomandoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros;
os rogamos en nombre de Cristo:
 Reconciliaos con Dios" (2 Co 5:18-20).